Los fantasmas de la antigua prisión de Kilmainham Gaol

Kilmainham Gaol es una antigua prisión situada en Kilmainham en Dublín, convertida ahora en museo y que jugó un papel muy importante en la Historia de Irlanda, ya que en ella fueron encarcelados y ejecutados muchos líderes de las rebeliones irlandesas.

Los reclusos, hombre, mujeres y niños, eran encarcelados en unas condiciones infrahumanas, hacinados en celdas, con una vela que les debía durar dos semanas como única fuente de luz y calor, por lo que la mayor parte del tiempo la pasaban en la mas absoluta oscuridad y muertos de frío.

Se comenta que ella hubo niños prisioneros simplemente por haber cometido un hurto.

Como decimos entre sus muros además de delincuentes comunes se ejecutó a muchos líderes de la sublevación de 1916. El último en morir fue James Connolly, que tuvo que ser atado a una silla, con el fin de que la ejecución pudiera llevarse a cabo, ya que era incapaz de valerse por sí mismo, debido a sus terribles heridas.

Con las terribles historias ocurridas en  Kilmainham Gaol, es lógico que ahora se comente que la antigua prisión sea hoy la residencia de varios fantasmas.

Desde que se convirtió en museo en 1960 son muchos los sucesos que le han ocurrido a Dan McGill, la persona encargada de cuidar y vigilar la cárcel.

Las habitaciones que  McGill y su familia utilizaban, tenían una ventana que daba justamente al lugar en donde en otro tiempo estuvo la horca de la prisión, cuentan que una noche que se preparaba para irse a la cama, al mirar desde una de las ventanas observó que las luces de la capilla, estaban encendidas, cuando el estaba seguro que hacía unos momentos que las había apagado. Acudió a la capilla y volvió a apagarla pero antes de acostarse volvió a mirar por la ventana y vio que las luces estaban otra vez encendidas. Durante esa noche este suceso se repitió en tres ocasiones.

Otra de las historias cuenta que durante su reconstrucción, un pintor que trabajaba en la zona de las antiguas mazmorras, recibió una ráfaga de viento que le lanzó contra la pared estaba pintando la zona de las mazmorras, cuando una gran ráfaga de viento de pronto le lanzó contra la pared. Él obrero en cuestión, se negó a volver a trabajar en ese lugar e incluso, visitar la cárcel de nuevo.

En otra ocasión un trabajador que se dedicaba a la restauración de los corredores de la primera baja, escuchó fuertes pisadas que subían las escaleras de piedra y caminaban por el pasillo detrás de él, pero para su sorpresa no vio a nadie en el pasillo, a pesar que sintió como los pasos continuaron hasta llegar a su altura

Durante una visita guiada de unos niños a la antigua prisión, éstos se  detuvieron aterrorizados en el umbral, negándose a dar un paso más allá, mientras que un guía que era particularmente susceptible a las sensaciones psíquicas, afirmó que había un aura maligna y terrible en todo el balcón de la capilla.

Muchos son los testimonios de visitantes, que afirman sentirse observados y vigilados por cientos de ojos, mientras recorren en silencio tan sombrío lugar.

Tal vez debemos quedarnos con las palabras de su cuidador Dan McGill durante los años de reconstrucción del edificio, que siempre decía “que nadie debía de tener miedo a los presos, porque sabían que los voluntarios sólo estaban tratando de contar sus historias, pero los soldados y los guardias, esos ya eran otra cosa».

Enlaces:
Ecos de un pasado sangriento
La prisión Kilmainhan Gaol en Dublin

 

 

 

 

 

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