La «Hematofobia», un tipo de fobia muy particular

Recuerdo la primera vez que vi hace ya muchos años, como un joven que compartía  conmigo una charla sobre primeros auxilios, cayó desmayado. Sorprendidos algunos de los que allí nos encontrábamos, observábamos como momentos después, el chico recobraba el conocimiento de manera natural.

¿Qué le ocurría  entonces a aquel joven que momentos antes y en perfectas condiciones, acudía con total normalidad a una conferencia, para que ante el simple hecho de mostrar diapositivas y material medico que contenia jeringuillas, agujas, sangre etc.,  perdiera la conciencia?

Sencillamente, este joven padecía de una fobia específica, una fobia a la sangre, la Hematofobia.

Pero ¿qué es lo que produce que una persona  pierda el conocimiento? El desmayo o síncope vasovagal, tiene lugar por una disminución del flujo sanguíneo en el cerebro. Esta disminución hace que la persona que lo sufre, pierda la conciencia durante  unos minutos para posteriormente recuperarla de forma espontánea. La activación del nervio vagal, provoca una dilatación de los vasos sanguíneos y esto a su vez provoca una bajada de tensión que dara lugar al desmayo.

El manuscrito expuesto a continuación, publicado en la revista Clínica y Salud en el año 2014, a cargo de los autores Luis Pinel y Marta María Redondo bajo el título “Abordaje de la hematofobia y sus distintas líneas de investigación” trata el tema de esta fobia específica, revisa las investigaciones más actuales sobre ella y analiza las variables que pueden dar lugar al desmayo, agrupando los diversos estudios en tres líneas de investigación: la sensibilidad al asco, el rol de hiperventilación y el sesgo atencional.

La palabra  Hematofobia formada por las raíces griegas Hematos (sangre), Phobos (temor) y el sufijo –ia (cualidad), significa un temor irracional a la sangre, produciendo conductas de evitación y/o escape ante situaciones relacionadas con este fluido, así como a heridas y agujas.

El DSM V (Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales), enumera los criterios diagnósticos para la fobia específica, la codifica 300.29 (F40.23) Sangre-inyección-herida y como factores de riesgo y pronostico, menciona como las personas con fobia a la sangre-inyección muestran una tendencia singular para el sincope vasovagal (desmayo) en presencia del estímulo fóbico.

Respecto a las demás fobias existentes la Hematofobia, produce patrones semejantes de evitación y/o escape frente a estímulos que generen miedo (sangre, distintos tipos de animales, violencia), ansiedad anticipatoria (anticipación de consecuencias desagradables), pero será el patrón de respuesta bifásica la que la hará diferente a las demás.

Este patrón caracterizado por un incremento de la respuesta cardiovascular ante la presencia de sangre agujas y otros, produce un aumento de latido cardiaco,  de la presión arterial y la frecuencia respiratoria, para justo después disminuir de forma brusca, dando lugar a la aparición de nauseas, palidez cara, sudores y en ocasiones los desmayos.

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Interesante, el repaso histórico sobre la evolución de las distintas teorías que tratan de explicar el desfallecimiento provocado por este tipo de fobia. Así se menciona como esos signos presentes justo antes de la aparición del desmayo (respuesta bifásica) fueron obviados durante muchos años por los investigadores y como en la actualidad a raíz del estudio de Graham Kabler y Lunsford en 1961 Vasovagal Fainting A Diphasic Response, esta teoría es hoy la más acertada aun no habiendo consenso sobre las causas que provocan la aparición del sincope.

Y por tanto son estas diferencias de opinión sobre las causas que provocan el desmayo, lo que ha llevado a los investigadores a abordar diferentes hipótesis que han sido agrupadas en tres líneas de investigación:

  • Sensibilidad al asco

La sensibilidad al asco, ha sido una de las variables más investigadas a la hora de señalar una influencia en el origen de la fobia a la sangre. El asco, ha sido entendido como una predisposición individual de la persona para experimentar este tipo de emoción cuando un individuo se enfrenta a una serie de estímulos aversivos.

En función de los estudios publicados, se procede a realizar una división (relación de trabajos) en dos grupos diferenciados

  • Los trabajos que defienden esta relación asco-fobia a la sangre
  • Los que niegan la relación

La falta de consenso existente a la hora de abordar esta variable, hace que el papel desempeñado por la sensibilidad al asco respecto a este tipo de fobia, no está nada claro, debiendo realizarse futuros diseños experimentales.

  • El papel crítico de la hiperventilación

Se entiende por hiperventilación, el incremento del ritmo respiratorio, debido a distintas causas, produciendo  un decremento de los niveles de anhídrido carbónico en sangre.

Para los defensores de esta línea de investigación, este descenso de los niveles de anhídrido carbónico por debajo de 30 mmHg s, produce una serie de alteraciones en el cerebro humano (hipocapnia, vasoconstricción cerebral y dilatación periférica) que pueden llevar a la pérdida de conocimiento.

La conclusión a la que llegan los autores del presente artículo  respecto a esta línea de investigación, es que si bien no se puede confirmar el rol de la hiperventilación en pacientes con este tipo de fobia, los estudios señalan que la hiperventilación  si influye de manera clara y directa en la etiología del problema. Por tanto una intervención que ayude a restablecer el patrón respiratorio puede ser crítica a la hora de evitar el desmayo.

  • El rol del sesgo atencional

El sesgo atencional  es entendido como una predisposición de nuestra atención hacia el procesamiento de un determinado tipo de información. Para Vuilleuimer, el ser humano esta biológicamente diseñado para procesar las amenazas antes que los estímulos positivos aunque esa predisposición no sirva para localizar y movilizar los recursos que pongan fin al problema.

Sera pues esta nueva línea de investigación basada en el papel del sesgo atencional la que trate de relacionar esta predisposición con la fobia. Asi, esta hipótesis sugiere que aquellos sujetos con una capacidad extra para localizar aquellos estímulos relacionados con su patología, interpretados como potencialmente amenazantes, activan una serie de mecanismos que conlleva una estrategia de evitación, manteniendo el problema a largo plazo.

A pesar de la multitud de trabajos existentes que verifican la existencia del “sesgo atencional” en pacientes con este tipo de fobia, esta línea de investigación no ha sido desarrollada suficientemente, debiendo reforzarse esta línea de investigación en futuros estudios.

Los trabajos realizados, se dividen entre aquellos que constatan la existencia del sesgo atencional en pacientes con fobia a la sangre  y otros estudios cognitivos sobre las implicaciones del sesgo atencional a largo plazo en pacientes fóbicos (se relacionan los estudios publicados).

En el presente articulo y con el objetivo de abordar los distintos tratamientos aplicados en la actualidad para  este tipo de fobia, los autores revisan la información disponible y los clasifican en tres: a) técnicas conductuales b) procedimientos cognitivos c) otras técnicas.

Parece pues, que aún queda mucho camino por recorrer y serán futuras investigaciones las que puedan confirmar o no, la relación causal entre estos factores y el desfallecemiento que se produce en los casos de Hematofobia.

 

Enlaces:
Articulo «Abordaje de la Hematofobia»

 

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