¿Ciberbullying ? a simple vista pudiera resultar un término extraño, pero todos somos conscientes de que la tecnología en la actualidad forma parte de nuestras vidas. El auge de esta, en sus variadas formas y en concreto las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), han crecido de manera inimaginable a lo largo de las últimas décadas y a su vez esta ha ocupado muchos espacios de nuestras vidas. Hoy nuestro día a día, no puede imaginarse sin contacto con nuestros teléfonos móviles, nuestros ordenadores, nuestras Tablets, y por supuesto sin nuestra red de redes (Internet) que permite que este mundo globalizado se encuentre en una contínua interconexión. Y digo bien, nuestra red, nuestro móvil…. utilizando el adjetivo posesivo, porque sin querer hemos interiorizado el uso de esta tecnología y así hablamos de mi Facebook, mi twitter, mi web, mi blog, en definitiva mi perfil de “cibernauta”, ese perfil que de alguna manera nos permite estar en contacto con los demás, a través de la red, sean estos conocidos o desconocidos y así poder intercambiar opiniones, estados de ánimo, intereses, aficiones e incluso mi última ubicación.
Es esta “nueva” forma de utilizar ese perfil, esas ganas de interactuar con los demás, esa nueva forma de ampliar nuestra red social, esas ganas de compartir nuestros éxitos y nuestros fracasos, nuestras penas y nuestras alegrías, las que pueden hacer saltar nuestras alarmas, al detectar que alguien a través de esa misma tecnología pudiera estar buscando un fin distinto, con el objetivo de dañar de manera consciente a otro.
A modo de introducción y puesto que son varios los autores que hacen una distinción en la definición de ciberbullying frente a ciberacoso, podríamos decir que en el ciberbullying, el uso de los medios tecnológicos se utilizará para ejercer el acoso psicológico a menores, mientras que en el ciberacoso el menor es sustituido por el adulto.
Tiempos atrás, donde el uso de la tecnología era inexistente, el fenómeno bullying tenía lugar de un modo directo, en un encuentro entre el maltratador y el maltratado, recibiendo este último un maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado que podía llegar a la agresión física al objeto de conseguir el fin del maltratador.
En nuestros días, la importancia de este concepto el ciberbullyng, el acoso entre menores a través de medios tecnológicos, es realmente preocupante a tenor de los datos manejados en torno al número creciente de adolescentes que lo sufren. Sin ir más lejos y según el estudio publicado por Microsoft ,nuestro país se sitúa a unas cifras medias a nivel mundial y según el mismo estudio, del análisis realizado a 7600 chicos entre 8 y 17 años, los resultados muestran que están muy sensibilizados en torno a este problema.
Pero más impactante aún, son los datos que se desprenden del mismo estudio, donde se refleja que en el caso de España, un 37% de los jóvenes ha sufrido ciberacoso. De ese porcentaje, un 17% admite recibir un trato poco amistoso, un 13% ser objeto de burlas y un 19% ser insultado. Además, el 63% de los niños encuestados aseguró saber mucho o algo del ciberacoso y el 81% reconoció estar preocupado al respecto. (ver enlace).
Por tanto y a la vista de los datos obtenidos, se trata de un fenómeno preocupante entre la población de los jóvenes de nuestro país, una nueva forma de acoso oculta en el anonimato que proporciona la red y donde los adultos tendremos una especial responsabilidad a la hora de controlar el acceso y acompañar al menor en su relación con las redes sociales y la comunicación por medios tecnológicos.
Pero ¿cómo sabemos que estamos ante un caso de ciberbullyng? y ¿cómo se manifiesta este tipo de acoso?, pudieran ser las preguntas que nos pudiéramos formular tras observar en el tiempo, un comportamiento un tanto extraño en el menor.
La amenaza, el hostigamiento la humillación de un o una menor mediante elementos tecnológicos como teléfonos móviles, Internet consolas u otros medios, nos indicaran que estamos ante un caso de ciberbullying, cuyos síntomas sobre el menor acosado, se manifiestan en múltiples formas pudiendo citar entre otras:
- Envío repetido de mensajes ofensivos e insultantes hacia un determinado individuo.
- Luchas online a través de mensajes electrónicos (chat, mensajería instantánea vía móvil, SMS, redes sociales…) con un lenguaje enfadado y soez.
- Envío de mensajes que incluyen amenazas de daños y que son altamente intimidatorios. Además, se acompañan de otras actividades (acecho, seguimiento) en la red que hacen que la persona tema por su propia seguridad.
- Enviar o propagar cotilleos crueles o rumores sobre alguien que dañan su reputación o la dañan ante sus amigos, (ver síntesis completa en el siguiente enlace).
Será pues una buena política de prevención por parte de quienes ejercen la responsabilidad sobre el cuidado del menor, así como una efectiva coordinación entre familia y centro educativo con el objetivo de proteger al menor acosado, lo que hará que podamos impedir o detectar a tiempo un tipo de maltrato asociado al empleo de estas tecnologías hoy presentes en nuestro día a día.
No podríamos pasar por alto antes de finalizar, mencionar algunas características de los perfiles relacionados con el ciberbulllying: agresor, victima, colaboradores y espectadores pasivos, cuyo conocimiento sin duda ayudará a mantener los niveles de alerta y vigilancia sobre posibles víctimas de este maltrato.
El agresor
Comportamiento amenazante y desafiante, autopercepción negativa de sí mismo y percepción negativa de los demás, bajo rendimiento académico, posible familia desestructurada, mal comportamiento en el aula, físicamente fuerte, líder entre alumnos con características similares.
La victima
Los estudios parecen indicar que las características pertenecientes a este perfil resultan muy variadas y por tanto el porcentaje de que cualquier alumno por distintas razones pueda resultar ser víctima de ciberbullying aumenta considerablemente. No obstante, aspectos como una personalidad introvertida, la pertenencia a grupos minoritarios, padecer un tipo de discapacidad, etc. parecen multiplicar el riesgo de ser víctimas del acoso.
Los observadores, espectadores pasivos
Considerados como aquellos alumnos del grupo de la víctima que de alguna manera colaboran a que el acoso pueda materializarse, en gran medida omitiendo la denuncia ante profesores y padres.
No resulta extraño que en su rol de colaboradores, participen asistiendo directamente al acto de maltrato, lo graben con sus teléfonos móviles y posteriormente lo difundan a través de la red. En otras ocasiones la actitud tomada ante el maltrato que se está realizando, será la de simples espectadores pasivos que con su dejar hacer, reforzaran indirectamente al agresor.
Os dejamos unos enlaces a diferentes guías informativas que tratan los distintos aspectos relacionados con este tipo de acoso ligado a la tecnología con información relativa a como y donde proceder a formular su denuncia.
Enlaces:
Guia S.O.S para padres
Ciberbuyllying, prevenir actuar
Guía S.O.S para educadores
Guía para profesionales de la salud
Como detecto un caso de ciberacoso en clase
Las herramientas de control parental
Hacia una escuela cibersegura
«La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos»
Karl Popper