04-TDAH, Trastornos disruptivos

“Yo soy TDAH, por favor, no me pidas que me concentre en una tarea escolar”

Si analizamos con detenimiento el título del presente artículo, de alguna manera podríamos inferir, como el niño afectado por TDAH, asume  como identidad propia alguno de los aspectos relacionados con el concepto de Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

Para ello, si consultamos el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V, señala como dentro de los Trastornos del neurodesarrollo, el TDAH, viene definido por niveles problemáticos de inatención, desorganización que implican la incapacidad de seguir ciertas tareas y como los problemas conductuales y los trastornos específicos del aprendizaje también son más frecuentes entre los individuos afectados (ver características diagnósticas y asociadas que apoyan el diagnostico)

Hasta aquí pues, todo parece indicar que los niños afectados por este tipo de trastorno padecerán déficits asociados a un bajo rendimiento escolar, escasos logros académicos, rechazo social  así como una mayor probabilidad que otros niños de desarrollar un trastorno de conducta en la adolescencia y un trastorno de la personalidad antisocial en la edad adulta; en consecuencia y según el mismo manual DSM-V (pag.63) una mayor probabilidad de los trastornos por consumo de sustancias y el encarcelamiento.

A tenor de lo descrito, el escenario mostrado es cuanto menos preocupante para aquellos niños afectados y parece ser que el propio título del artículo de alguna manera, nos  augure esas nefastas futuras consecuencias, sobre la base de un probable fracaso escolar.

Pero ¿Qué ocurriría si nos mostrásemos críticos  con esta conceptualización del trastorno y tratásemos de sacar a la vista distintos aspectos que de una u otra forma se han ido tejiendo alrededor del mismo e influyendo paulatinamente en todos los actores que participan en la puesta en escena del TDAH? ¿Nos encontraríamos entonces ante un panorama distinto a la hora de diagnosticar este trastorno?  y por consiguiente ¿se abrirían nuevas posibilidades de ver como no todos los pacientes afectados tienen una disfuncionalidad de su sistema nervioso?

Estas y otras interrogantes son planteadas en el interesante artículo, publicado en la revista Psicología, Conocimiento y Sociedad, de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Republica, Uruguay, a cargo de Carlos Ramos Galarza y con el título “La cara oculta del TDAH”

 

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En el mismo y con una visión crítica, se trata de poner en alza distintos aspectos ligados al diagnóstico del TDAH, utilizando como metodología la revisión de los artículos publicados en distintas bases de datos, con el objetivo de invitar a aquellos actores relacionados con la salud mental infantil, a realizar una reflexión sobre las importantes influencias que un diagnostico psicopatológico puede ejercer sobre la construcción de la identidad del ser humano y en especial de aquellos que pueden cumplir la sintomatología del TDAH.

Para ello, el autor, expondrá distintos aspectos como:

1-    Los diferentes significados que se han construido socialmente alrededor de este trastorno, realizando un análisis conceptual del origen de este concepto y su desarrollo histórico, para el que se han utilizado una variedad de términos tales como (imbecilidad, estupidez, encefalitis letárgica, daño cerebral mínimo, hiperkinesia, desarrollo atípico etc.), contribuyendo a afirmar como el niño diagnosticado de TDAH, queda asociado directamente con la anormalidad, el rechazo o lo atípico del ser humano.

2-    La concepción que se tiene del niño con TDAH y la interacción de los principales actores dentro del proceso diagnóstico.

3-    La intención de poner en evidencia determinados intereses particulares que se encuentran respaldando la construcción del TDAH y el importante papel que juegan las industrias farmacéuticas en el desarrollo de fármacos que actualmente son aplicados como principal estrategia de intervención.

4-    La posibilidad de que sean nuestros sistemas educativos a través de la hiperestimulación, así como el  excesivo ritmo al que están sometidos los cerebros de los jóvenes en el intento de procesar toda la información suministrada, los verdaderos causantes de los problemas de aprendizaje y no los propios niños.

Interesantes todos los aspectos analizados en el artículo, donde se invita a reflexionar a la vez que ofrece una interpretación desde una óptica un tanto alejada del sistema concebido en la actualidad en torno a este tipo de trastorno.

Os dejamos a continuación con el artículo, sabedores de  que no os dejara indiferentes, al menos mientras la ciencia no confirme o muestre pruebas contundentes de que el TDAH es un trastorno del neuro desarrollo y su principal etiología una disfunción cerebral.

Enlace al artículo:
La cara oculta

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