El virus Zika, transmitido principalmente por los mosquitos del género Aedes, se identificó por primera vez en Uganda en 1947, en una especie de macacos. En 1952, fue identificado en el ser humano en Uganda y Tanzania, localizándose posteriormente brotes activos en Africa, America, Asia y Pacífico.
Los enfermos de Zika, presentan síntomas similares a los de otras infecciones por virus (dengue) tales como: fiebre, dolores musculares y articulares, cefaleas, erupciones cutáneas que suelen ser leves y con una duración entre 2 y siete días.
La trasmisión sexual entre personas infectadas es uno de los factores más preocupantes. Las campañas para concienciar a las poblaciones para que las relaciones sexuales tengan lugar de forma segura, con utilización de preservativos en la forma correcta y sistemática son un objetivo de máxime interés.
Son las complicaciones de la enfermedad como el aumento de casos con síndrome de Guillain-Barre y de recién nacidos con microcefalias, malformaciones fetales y trastornos neurológicos lo que preocupa en gran medida a la comunidad científica, esperando que la investigación realizada en este campo pueda despejar a corto plazo incógnitas que aún no han sido despejadas.
Hace escasos meses podíamos leer una noticia como esta en el medio de comunicación impactousa.com, “La Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe (CHTA, por su sigla en inglés) y la Organización Caribeña de Turismo (CTO) se encuentran en alerta por el posible impacto económico que la propagación del virus del Zika tendrá en la región». ¿Podríamos por tanto decir a la luz de titulares como este o similares, que nos encontramos ante un nuevo caso de fobia, la Zikafobia?
El artículo publicado por Sebastian Gonzalez ,en los archivos de pediatría de Uruguay en el presente año 2016, bajo el título «Zika y Zikafobia una página en construcción» , aborda como trabajo inédito y como bien determina su título “en construcción “ esta temática actual, donde plantea el rol que ha de tener las sociedades científicas ante las olas de epidemias que en los últimos años parecen amenazar nuestras vidas y donde los medios de comunicación en su labor informativa, hacen que distintos titulares alarmistas ocupen sus páginas principales.
En el manuscrito aludido, se hace una exposición sobre el conocimiento que se tiene en la actualidad sobre el virus Zika, desde su descubrimiento hasta nuestros días, donde se relaciona directamente con la enfermedad neurológica. Igualmente se mencionan distintas cuestiones que parecen aún tener intrigada a la comunidad científica.
Interesante reflexión, la del Dr. Leslie Lobel, virólogo, estudioso del virus Zika, al afirmar que «la histeria relacionada esta enfermedad iba muy por delante de la investigación sobre el mismo virus». En el trabajo se aportan datos estadísticos, sobre casos de microcefalia en distintos puntos geográficos de Brasil, país con un alto porcentaje de afectados, apuntándose la posibilidad de que el excesivo número de casos observados, pudiera vincularse a una mayor búsqueda activa por parte de los clínicos lo que genera mayor notificación y sobrediagnósticos , pues a tenor de los resultados obtenidos, estos no parecen ser consecuentes con la posibilidad de que este arbovirus sea el causante directo de todos los casos de microcefalia.
Enlaces:
Zika y Zikafobia
El virus del Zika
«La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos»
Karl Popper