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Malditas «ratas»

Hace escasos días, tuve la oportunidad de leer un artículo de Pérez Reverte titulado “Esas jóvenes hijas de puta”. Reverte, caracterizado por escribir artículos con cierto contenido “provocador”, llamó mi atención por la dureza de su título, dureza,  que poco a poco se fue diluyendo con el paso de la  lectura, a  la vez que mi sintonía con el autor parecía progresar en proporciones desmesuradas.

El tema tratado, recordado y reflejado con dureza, tuvo lugar en Gijón, ciudad que guarda mis recuerdos de  adolescente y donde la protagonista, una pobre chica,  decidió poner fin a su vida, arrojándose al vacío en un acantilado de esta bonita ciudad, tras ser acosada de manera infame por sus compañeros de clase.

Reverte, a buen seguro no dejara indiferente a nadie con la lectura de  su artículo y menos aún, aquellos que somos padres, que adoramos y deseamos los mejor para nuestros hijos,  pues solo imaginarnos  la crueldad, el infierno sufrido por aquellos jóvenes que han sido víctimas, de esas “ratas” que describe con todo su desprecio, harán retorcernos  de dolor en nuestro interior.

Por desgracia, este no ha sido un caso puntual, por desgracia esta lacra nos pone de manifiesto que el acoso escolar es un problema serio, a tenor de sus consecuencias y por desgracia la solución no parece ser nada fácil.

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Sean pues esas “ratas”, esos personajes cercanos a las pobres víctimas, los protagonistas del siguiente artículo de investigación de Clara Cuevas Maria y Marmolejo Medina Maria Alejandra, Observadores: Un rol determinante en el acoso escolar, publicado en la revista Pensamiento Psicológico, Vol 14 Nº 1, 2016, pp 89-102.

En el, se analizan los roles de estos protagonistas secundarios pero imprescindibles en el acoso escolar y su especifica relevancia dentro del fenómeno. Interesante la clasificación que realiza Salmivalli de estos observadores, diferenciándolos entre:

El observador activo,  perteneciente a la red de amigos más cercanos del intimidador o quienes, sin agredir o atacar directamente a la víctima, ofrecen una retroalimentación positiva a quien acosa.

El observador pasivo, quienes tienden a mantenerse alejados, ignorando lo ocurrido y sin tomar partido a favor de las víctimas o de quienes acosan.

El observador proactivo, que cumple un papel de defensor, adoptando comportamientos claramente contrarios a la intimidación, defendiendo a la víctima, tomando partida a su favor y buscando apoyos en profesores o adultos para que se detengan los actos de acoso, logrando atenuar y disminuir el daño emocional causado por el intimidador.

No menos interesantes, son los roles ejercidos por estos observadores, que permiten señalar que una de sus características fundamentales consiste en que inevitablemente son activos con sus acciones, dado que cualquiera de ellas afecta positiva o negativamente el curso del acoso escolar. O como otra característica interesante y paradójica del rol de observadores es que al ser consultados sobre lo que piensan con respecto al fenómeno, en su gran mayoría, reconocen, desaprueban y rechazan el daño causado por los agresores a las víctimas. No obstante, su forma de actuar se encuentra en disonancia con su cognición, siendo esta una de las razones por las cuales se ha perpetuado el fenómeno del acoso.

Sabedores de que el tema aún por delicado y cruel pueda herir ciertas  susceptibilidades, la actualidad nos pone por desgracia ejemplos como este, cada cierto espacio de tiempo y por el contrario a pesar de los esfuerzos por concienciar a los diferentes protagonistas que se encuentran relacionados, la solución al problema no parece estar nada cercana.

Os dejamos a continuación el artículo, para que al menos conozcamos el rol, de otros protagonistas con enorme influencia en un fenómeno como el acoso escolar.

Igualmente ver interesante video comienzo articulo.

Observadores un rol determinante en el acoso escolar

 

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Una nueva y moderna adicción, la de las nuevas tecnologías

Que las nuevas tecnologías forman parte de nuestras vidas, es sin  lugar a dudas un hecho incontestable. La evolución surgida durante los últimos años ha dejado en mínimos las expectativas generadas hace un par de lustros.

Nos levantamos y nos acostamos interaccionando con la tecnología en sus diferentes formas y el tiempo intermedio quien más o quien menos utiliza  esta como herramienta de trabajo. Internet por su parte ha marcado un antes y un después  en el desarrollo tecnológico y ha generado un gran impacto en los jóvenes a los que sin duda en la gran mayoría de los casos ha proporcionado múltiples beneficios.

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Pero por el contrario son muchos los casos en los que una utilización inadecuada de Internet, una falta de control en su uso, pueden dar lugar a  diversos trastornos y  patologías cuyos efectos pueden acarrear serias consecuencias. Conceptos como la “nomofobia” (miedo a salir de casa sin teléfono móvil), “tecno ansiedad”, “pánico a no estar conectado al móvil”, forman parte de nuestro lenguaje y son múltiples las alertas generadas en torno a este tipo de problemas, alertas que  debieran ser detectadas antes de que una simple afición se pueda convertir en una adicción.

Esta adicción, esta pérdida de control y uso dañino de la tecnología, cobra especial relevancia cuando afecta a los más jóvenes, pues los síntomas manifestados parecen ser similares a los de otros tipos de adicciones. Así pues, la prevención deberá ser una parte fundamental en el día a día y por tanto  la  programación de  distintas habilidades preventivas en los diferentes marcos que rodean al niño (familiar, escolar u otros), una seguridad.

No es extraño tampoco observar en los jóvenes, cierta obsesión a veces enfermiza por estar en posesión de los últimos accesorios, gadgets electrónicos, aplicaciones varias, que no hacen más que generar un ansia desmesurada, unas implicaciones mucho más peligrosas  de lo que a priori pudieran resultar y así vemos como el uso inadecuado y esa obsesión por interaccionar en las diferentes redes sociales, pueden acabar atrapando al adolescente, produciéndole  un distanciamiento, una distorsión de la realidad a través de las falsas identidades construidas en ese mundo virtual.

Por tanto esa sintomatología común de aislamiento, de uso prioritario, de dependencia, ansiedad etc., con consecuencias a nivel psicológico, sociales, inclusive económicas deberán ser tratadas mediante un tratamiento eficaz, a través del  control de estímulos, la exposición gradual a los medios y una prevención de las recaídas, todo ello con el objetivo de lograr una buena gestión del tiempo y un uso controlado, como pauta general de la buena marcha de lo que podríamos denominar “vida normal” del niño, sin interferencias en el resto de las actividades cotidianas (estudio, amigos, familia, etc.) y donde las TIC (tecnologías de la información y comunicación) y resto de las tecnologías, deberán servirnos como útiles herramientas y no como armas de doble filo.

 Os dejamos con dos interesantes artículos. El primero de ellos publicado en la revista Psicothema 2010 vol.22, nº2 pp.180-188 ISSN0214-9915 CODEN PSOTEG bajo el título “Menores y nuevas tecnologías: conductas indicadoras de posible problema de adicción”, realizado por Francisco Javier Labrador Encinas y Silvia Maria Villadangos González de la Universidad Complutense, donde se pretenden evaluar la percepción subjetiva de peligro derivadas del uso de las Nuevas Tecnologías (NT),  identificación de conductas indicadoras de un posible problemas de adicción a estas tecnologías  y señalar directrices para el estudio de posibles comportamientos adictivos específicos de las NT.

Los resultados parecen indicar una correlación positiva entre el tiempo de uso y la percepción de problemas, así cuanto más usan los menores las NT, más consideran que pueden generales problemas. Igualmente llamativo resulta el caso del móvil, donde la conducta de “consultar con frecuencia” consistente en mirar con insistencia la pantalla para ver si hubo alguna llamada o SMS puede ser indicadora del nivel de dependencia.

El segundo, publicado en la revista Adicciones 2010 vol.22 nº 2 pp. 91-96 y con el título “Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto” bajo la dirección de Enrique Echeburúa y Paz de Corral, se aborda el problema del uso inadecuado de Internet relacionado con variables psicosociales, tales como la vulnerabilidad psicológica, los factores estresantes y el apoyo familiar y social, se establecen estrategias de prevención y se reflexiona sobre la adicción a Internet y a las redes sociales como posibles manifestaciones secundarias a otras adicciones principales, al ocupar estas una parte central en la vida del adolescente.

Enlaces:
Menores y nuevas tecnologías
Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales

 

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Una revisión sobre el concepto de «celopatía alcohólica»

Si entendemos la celotipia como resultado de unos celos excesivos de carácter obsesivo hacia la pareja que irremediablemente destruye el bienestar de quien lo padece así como el de las personas de su entorno, estamos ante un trastorno grave por sus consecuencias. Pero si a estos celos exagerados y obsesivos, les añadimos la complejidad y problemas de una persona alcohólica, entonces  nos encontramos ante un viejo dilema que de alguna manera auna estos dos factores.

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La relación entre el consumo de alcohol y drogas con el delirio de los celos es una creencia asentada desde hace muchos años dentro de la esfera médica. La “colopatía alcohólica”, como concepto defendido por muchos autores, genera en el alcohólico crónico, una serie de delirios, que hacen saltar las suspicacias hacia la pareja, produciendo errores de interpretación, así como falsas sospechas de infidelidades o engaños  que junto a problemas como la impotencia sexual del alcohólico, la disminución de la libido, el deterioro físico, el abandono de la higiene personal, la falta de comunicación y otros, provocaran sin duda graves conflictos en la relación de pareja.

Nos encontramos pues, ante un tipo de trastorno significativamente importante que se halla  presente en cualquier manual que aborde el problema del alcoholismo, a la vista de las graves repercusiones que inciden tanto en la persona consumidora como en su respectiva pareja.

El texto que a continuación os exponemos, con el título de “ Colopatía alcohólica: un antiguo y actual dilema”, publicado en la revista Adicciones: Revista de Socidrogalcohol ISSN 0214-4840 a cargo de  los autores  Jiménez Arriero, Miguel Ángel;  Hernández, Belén;  Mearin Manrique, Ignacio;  Rodríguez Jiménez, Roberto;  Jiménez Giménez, Mónica;  Ponce Alfaro, Guillermo, analiza  las cuestiones que rodean a este concepto clásico, a la luz de diferentes factores que han sido puestos en relieve durante los últimos años y que ponen en cuestión la relación celos-alcohol.

Los resultados parecen evidenciar que si bien existe una mayor prevalencia de colopatía en personas con problemas alcohólicos, se pone en cuestión que sus signos clínicos o síntomas presentes,  aseguren que el sujeto padezca este determinado trastorno, esto es se pone en duda su carácter patognomónico.

De igual manera y al mismo tiempo, se revisan distintos artículos donde se constata la existencias de celos patológicos sufridos por personas que padecen otro tipo de patologías distinta al alcoholismo, lo que parece sugerir una predisposición que explicaría el desarrollo de estos celos.

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Enlaces:
Celopatía alcohólica

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El extraño fenómeno de sentirse muerto. El «síndrome de Cotard»

El objeto de este post, es hacer una pequeña introducción a un trastorno mental con unas características que a buen seguro no les dejara indiferentes.

El síndrome de Cotard, o más conocido como síndrome del cadáver caminante, es un trastorno mental, con una extraña particularidad, la de creerse estar muerto. Fue Jules Cotard, (1840-1189), neurólogo francés, quien describió por primera este extraño trastorno al que llamo “Delirio de negación”, para posteriormente adquirir su apellido y denominarse “Sindrome de Cotard”.

Las personas que padecen este síndrome, presentan una serie de delirios nihilistas (cuestionan su existencia), como aquellos que niegan la existencia de un órgano interno, o de falta de fluido sanguíneo. En los casos más graves, se han documentado casos en los que la persona niega su propia existencia.

Manifestaciones como: «Mi corazón ha dejado de funcionar, no tengo corazón o siento como mi hígado se enferma, creencias de que no existe su cuerpo, que se está descomponiendo o de que incluso ya han fallecido”, pueden darnos una idea de la gravedad del trastorno. A su vez en los estados más graves de este trastorno, los delirios de inexistencia, pueden poner en peligro sus vidas o hacer que se ejecuten automutilaciones.

En la actualidad, se cree que varias pueden ser las causas del trastorno. Por un lado las investigaciones parecen ir encaminadas a la existencia de una anomalía neurobiológica que produce una desconexión entre varias áreas del cerebro. Esta anomalía hará que los pacientes experimenten una experiencia anormal y una falta de percepción de su propio cuerpo o identidad. Por otro, se cree que en estas personas, se produce un fallo en el sistema de evaluación de creencias, lo que les puede llevar a una situación extrema de creerse muertas.

La evolución de la enfermedad, pasa desde la aparición de síntomas relacionados con la hipocondría y depresión, la evolución  hacia un desarrollo de los delirios nihilistas y por último, la presencia de delirios mas persistentes , llevando al sujeto hacia una depresión crónica.

Respecto al tratamiento, la terapia electroconvulsiva parece ser la que en la actualidad obtiene mejores resultados, por el contrario el  farmacológico, no parece mostrar una eficacia contrastada, a excepción del suministro de antidepresivos, estabilizadores de ánimo y antipsicóticos.

A continuación os dejamos un video explicativo y la presentación de un caso clinico
Sindrome de  Cotard

 

https://youtu.be/QhIu6nrKJes

 

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Sigmund Freud y su «Hombre de los Lobos»

A buen seguro que para muchos de vosotros el nombre de Sergéi Kinstantinovitch Pankéyev no os resulte familiar, al igual que su seudónimo “el hombre de los lobos”. Sin embargo si os decimos que esta persona, ha tenido una especial importancia en el marco de la teoría psicoanalítica, es muy probable que entonces de forma  rápida e inconsciente, podamos vincularlo con el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, quien años después de su fallecimiento, aún sigue generando polémica por sus controvertidos métodos.

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Controvertidos,  en cuanto a que sus  detractores  han situado al psicoanálisis fuera del ámbito de la ciencia y por el contrario sus seguidores se han encargado de colocar  a sus hipótesis y a  sus métodos en un lugar privilegiado por contribuir a explicar la psique humana. De cualquier forma, lo que sí parece ser seguro es  casi 80 años después de su fallecimiento, su legado nos lleva a ver a Freud como una de las  personas más influyentes del siglo XX.

Para el profesor  ensayista  y escritor español Jesús González Requena, “Freud no fue un deconstructor; fue un arqueólogo que busca una verdad enterrada, mientras que el deconstructor excava para mostrar que nunca ha existido verdad alguna”. Pero ¿qué hay de verdad en su historia de una neurosis infantil, mas conocida como el caso del Hombre de los Lobos?

En este ensayo, incluido en el volumen XVII de sus obras completas y escrito en 1914, Freud expone el caso de Sergéi Pankéyev (1866-1979) aristócrata ruso y paciente suyo entre los años 1910-1914, quien tras sufrir una infección por gonorrea, desarrolla una neurosis, una depresión y un trastorno obsesivo. Convencido  Freud de que las neurosis en los adultos tenían sus raíces en el desarrollo de la sexualidad infantil, abordara su infancia y sus trastornos infantiles como base fundamental para el tratamiento de su paciente, hecho este que le llevara a enfrentarse a Jung y Adler, quienes consideraban a la sexualidad infantil como un factor no determinante de los trastornos en la vida adulta.

En el artículo titulado “El episodio psicótico del “Hombre de los Lobos”, escrito por Silvia Zamorano, Jesica Varela y publicado en el libro Clinica Psicoanalítica “Función de las obsesiones en neurosis y Psicosis”, se vuelve a retomar este caso, por ser uno de los más controvertidos de la obra de Sigmund Freud.

A juicio de la autora, el hecho de que el caso descrito surja por transferencia (función mediante la cual, un sujeto transfiere de manera inconsciente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos) y sea recordado después de tantos años, dificulta que se pueda discernir con claridad si estamos ante un fenómeno elemental y por tanto no pueda tomarse como base para la fundamentación de un diagnóstico.

Enlace:
Artículo

Original Freud

 

 

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¿Es posible reconvertir a un pedófilo?

Etimológicamente la palabra “pedofilia” proviene del griego “país, paidos” (niño) y -filia “philos” amor. El diccionario de la Real Academia de la Lengua  define este término como  la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes.

Así en virtud dela elección realizada de los niños como objeto sexual por parte de la persona que padece este trastorno, podemos diferenciar entre el término «pedofilia»,  utilizado para designar a adultos que escogen como objeto sexual a niños/as de 12 años o menos y el término «hebofilia» designado para el adulto que escoge como objeto sexual a adolescentes mayores de 12 años.

El manual DSM V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), clasifica a la  pedofilia dentro de los diferentes trastornos parafílicos existentes, (Trastorno de voyeurismo, Trastorno de exhibicionismo, Trastorno de froteurismo, Trastorno de masoquismo sexual, Trastorno de sadismo sexual,  Trastorno de pedofilia, Trastorno de fetichismo, Trastorno de travestismo, Otro trastorno parafílico especificado, Trastorno parafílico no especificado). Si consultamos el mismo, podemos observar los criterios diagnósticos para su determinación tanto en individuos que admiten esta parafilia como para aquellos que niegan categóricamente su atracción por niños prepúberes.

En cuanto a la prevalencia o porcentaje de pedófilos en la población, este es desconocido al tratarse de un trastorno con una especial sensibilidad. Así podemos ver, como mientras el DSM V recoge un rango del 3-5% para la población masculina a diferencia con la población femenina donde se supone es más pequeña e incierta, Michel Seto, psicólogo clínico del grupo Royal Ottawa Healthcare, establece el porcentaje en un 5% de la población general en su libro Pedophilia and Sexual Offending Against Children: Theory, Assessment and Intervention publicado en 2008 y por otro lado el  Papa Francisco, afirma en una entrevista publicada en el diario La Repubblica en el año 2014 que este porcentaje supone un 2%.

En la búsqueda de las causas, las diferentes investigaciones realizadas hasta el momento, parecen mostrar evidencias de alteraciones del neurodesarrollo tales como: un bajo cociente intelectual, una menor talla física o una preferencia manual izquierda, además de un patrón de activación cerebral con predominancia subcortical ante estímulos sexuales, si bien estos problemas durante el desarrollo no son condición suficiente para explicar por si solas la pedófila.

De todos es conocido el  interés suscitado por la sociedad, asi como la alarma producida por la aparición de nuevos casos. Los trabajos realizados intentan ofrecer una explicación del interés sexual hacia los niños que una persona adulta puede desarrollar, añadiendo a las alteraciones del neurodesarrollo, factores medioambientales que pueden predisponer a la conversión de una persona en pedófilo, como por ejemplo haber sido víctima de abusos sexuales en la niñez. A este fenómeno se le conoce como “ciclo víctima-abusador” o fenómeno del “abusador abusado”.

En el artículo que se expone a continuación con el título “Cartografiando la pedofilia: eficacia de los tratamientos y estrategias futuras”, publicado en la revista Apuntes de Psicología en el año 2014 volumen 32,número 3, págs. 245-250, a cargo de Francisco Balbuena Rivera (Universidad de Huelva), se hace una breve introducción sobre la relación entre las alteraciones neurológicas y la pedofilia que parecen evidenciar los distintos estudios realizados hasta el momento, así como un repaso por los  distintos tratamientos disponibles en la actualidad que no parecen ofrecer una solución eficaz frente a este trastorno.

Enlace:
Artículo

 

 

 

 

 

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¿Será tu cara, una crujiente galleta para tu perro?

Acaso te has preguntado alguna vez ¿Por qué tu perro se pone tan contento cuando te ve llegar a casa? Dicen que el perro es el amigo más fiel del hombre y  múltiples son  las historias protagonizadas por ambos  que lo confirman. Tampoco cabe duda, de cómo reaccionan cuando visionan la cara de su dueño.

Pero ¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de los perros cuando ven la cara de un humano?

Para dar respuesta a esta pregunta, los autores Laura V. Cuaya, Raúl Hernández Pérez y Luis Concha del Instituto de Neurobiología de la Universidad Autónoma de México, han publicado un manuscrito en la revista Ciencia Cognitiva, en el que se reflejan los datos obtenidos en un experimento realizado, al objeto de conocer el procesamiento cerebral de los perros al ver caras humanas.

En este experimento, mediante la utilización de imágenes de resonancia funcional, se ha comprobado cómo estos procesan las caras de los humanos de una forma similar a como la procesamos nosotros, si bien se ha podido observar cierta actividad en el núcleo caudado, lo que parece sugerir, como estos  animales procesan las caras humanas a modo de  recompensas, sean estas conocidas o no para ellos.

Algunos quizás solo vean nuestra cara como una crujiente galleta de chocolate, pero eso no nos impedirá disfrutar del recibimiento y la alegría con la que estos animales, de forma incondicional siempre reciben a sus propietarios.

Os dejamos con este interesante artículo:
¿Qué pasa en el cerebro de los perros?

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El síndrome de los insultos y las obscenidades

Quizás, para muchos la palabra “Tourette” pueda resultar poco familiar. Si a esta, le asociamos “síndrome” (como conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad) entonces  de manera inconsciente, será relacionada con algún tipo de enfermedad.

¿Pero de dónde proviene la denominación “síndrome de Tourette”?

Georges Albert Edouard Brutus Gilles de la Tourette ver biografía, fue un famoso neurólogo, nacido en Saint Gervais les Trois Clochers en los alrededores de Poiters el 30 de octubre de 1857. Tourette fue uno de los más reconocidos neurólogos franceses del siglo XIX que en 1884 y a la edad de 27 años comienza sus estudios bajo el magisterio de Jean Marie Charcot (padre de la neurología moderna y uno de los más grandes médicos franceses)

En 1878 otro neurólogo estadounidense George Beard, publicó un artículo bajo el nombre  “Síndrome del Francés saltarín de Maine” Jumping  Frenchmen of Maine  Syndrome en el Journal of Nervous and Mental Disease. En este artículo se describían las características que afectaban a unas personas de origen franco-canadiense de la región de Maine. Estas parecían saltar de manera espontánea, debido a unas respuestas motoras desproporcionadas. Motivado por Charcot, Tourette se dedicó al estudio e investigación de esta publicación y así podríamos decir que este fue el origen de una investigación que posteriormente llevaría su nombre, a petición del propio Charcot.

¿Y qué es el síndrome de Tourette?

Este síndrome cuyas características más importantes son: movimientos estereotipados, repetitivos, involuntarios, así como la emisión de sonidos vocales llamados tics y utilización de palabras vulgares e inapropiadas (coprolalia), es un trastorno neurológico que se inicia a una edad temprana (7/10) y que afecta en mayor frecuencia a hombres que a mujeres. Los síntomas que presenta este trastorno, son los tics clasificándose estos en simples o complejos. Dentro de los simples algunos de estos pueden ser: muecas faciales, sacudir cabeza u hombros. Las vocalizaciones incluidas en estos tics, son sencillas y el número de grupos musculares que intervienen en su producción es menor y limitado. En cuanto a los tics complejos, el número de grupos musculares intervinientes es mayor, sus tics pueden incluir las muecas faciales combinados con torcedura de cabeza y hombros, manoseo de objetos, saltar, agacharse etc. Aquí los tics vocales, pueden contener la emisión de palabras o frases, la ecolalia (repetición de palabras o frases de otros) y la coprolalia (emisión de obscenidades, con una prevalencia del 10% de los pacientes).Es frecuente también la aparición de tics automutilantes, como golpearse la cara. La aparición de estos, es involuntaria y rara vez la persona afectada por este síndrome puede reprimirlos, al tener la sensación de que estos deben expresarse por una necesidad imperante.

En cuanto a las causas, aunque desconocidas,los resultados sugieren que el síndrome de Tourette es un trastorno hereditario. Pruebas más recientes, sugieren que este patrón hereditario es mucho más complejo. En la actualidad, se sabe que existen ciertas anormalidades en distintas áreas cerebrales y las conexiones que tienen lugar para la transmisión de (dopamina, serotonina y norepinefrina), principales neurotransmisores entre las células nerviosas.

El articulo expuesto a continuación con el título “Tics y síndrome de Guilles de la Tourette” publicado en la revista de Neurologia en el año 2009, a cargo de los autores B. Tijero-Merino, J.C. Gomez-Esteban y J.J. Zarranz, aborda el estudio de este trastorno con una incidencia del 1-2% de los niños en edad escolar y el más frecuente en la edad pediátrica.

Igualmente, se exponen los tratamientos farmacológicos utilizados, una vez han sido identificados correctamente los tics, evaluada su gravedad y repercusión en la vida de la persona. El objetivo de estos tratamientos durante la fase aguda no será su eliminación, (al no existir en la actualidad un  fármaco efectivo que elimine la aparición de tics), sino intentar conseguir una mejora social, familiar y emocional  de los pacientes.

Enlaces: Artículo y video
Tics y síndrome de Guilles de la Tourette