El autismo es un trastorno neurológico que afecta a toda la vida de la persona que lo padece. Presenta unas características propias que restringen la capacidad de comunicarse y relacionarse con los demás.
Los criterios diagnósticos para esta enfermedad han evolucionado a lo largo de la historia y asi podemos ver como en la primera edición del DSM Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) en el año 1952, este trastorno fue clasificado bajo el término de «esquizofrenia infantil».
En la actualidad este mismo manual, en su última edición DSM V publicada el 18 de Mayo del año 2013, sustituye la definición de “trastornos generalizados del desarrollo” realizada en su edición anterior DSM IV, por el término “trastorno del espectro autista”, calificación incluida a su vez dentro de otra aún más amplia como es la de “trastorno del neurodesarrollo”.
La conducta autolesiva, muy presente en las personas que padecen este tipo de trastorno, es en un principio muy difícil de entender, pues para nosotros resulta extremadamente complicado interpretar, como otra persona procede a causarse así misma distintas lesiones que varían en su intensidad. Por tanto estamos ante una práctica que no todas las veces responde a un problema o a un síntoma de enfermedad mental, pero que cuando esta tiene lugar en personas que sufren un trastorno del espectro autista, su explicación, las causas no parecen ser sencillas ni fáciles de entender.
El artículo que presentamos a continuación, escrito por Paula-Pérez I, Artigas-Pallares J. bajo el título de “Vulnerabilidad a la autolesión en el autismo” y publicado en la Revista de Neurología en el año 2016, aborda este complicado comportamiento, diferenciando las autolesiones relacionadas con trastornos del neurodesarrollo de aquellas vinculadas a otros trastornos mentales.
Los datos parecen reflejar como entre la población que padecen este tipo de trastorno, aproximadamente un 50% de los mismos, se hieren de diferente forma alguna vez a lo largo de su vida y un porcentaje elevado de estos lo hacen de manera repetida y con intensidad. Estos datos, reflejan el interés por tratar de entender este comportamiento anti natura, a fin de ayudar tanto a quienes padecen el autismo, a sus familias y a los distintos profesionales en un último intento por tratar de disminuir o eliminarlo.
Para tratar de centrar el problema y diferenciar estas autolesiones en personas que padecen autismo de aquellas que padecen otro tipo de trastornos psiquiátricos, los autores enumeran las características diferenciadoras entre unos y otros pudiendo citar entre otras:
Trastorno espectro autista
- Daños en tejidos corporales( moratones, mordeduras, arañazos en cara cabeza y extremidades) produciendo fracturas, infecciones, malformaciones o desprendimiento de retina/ceguera y otros
- Comportamiento con movimiento rítmico, repetitivo y constante
- Autolesión no planificada
- Llevadas a cabo sin aparente dolor
- Pueden producirse tras largos periodos de ausencia
- Relacionado con la discapacidad de la persona, a mayor discapacidad mayor probabilidad de llevarla a cabo.
Otros tipos de trastornos
- Las zonas lesionadas tienen baja letalidad (antebrazos, parte superior piernas)
- Método más utilizado para causarse lesiones cortarse (cuchillos agujas, otros), con un patrón de cicatrices característico.
- Las autolesiones practicadas suelen ser aprendidas a través de otros o por observación
Su explicación, tal y como se menciona más arriba, es difícil y no parece ser única. En el intento de acercarse al problema y alojar cierta luz que pudiera ayudar a entender el ¿Por qué? , el artículo expone varias hipótesis.
Procesamiento sensorial atípico
La primera de las hipótesis, mantiene que los niños con autismo, presentan una menor sensibilidad al dolor. La mayor producción y liberación de endorfinas cuando se autolesionan, hace que se genere un efecto anestésico a corto plazo y por tanto una menor percepción del dolor.
La segunda de las hipótesis, sostiene que a través de una autolesión repetitiva, la persona con trastorno autista, busca de manera activa una estimulación propioceptiva (capacidad de sentir la posición relativa de las pares corporales), y táctil, siendo esta búsqueda de la estimulación somatosensorial la que pudiera acabar en la práctica de autolesión.
Alteraciones de la comunicación
Son muchos los estudios que relacionan la práctica de autolesionarse en el autismo con las alteraciones de la capacidad de comunicarse con los demás, de expresar sus deseos, sus necesidades etc. Por tanto esta hipótesis sostiene que a mayores niveles de dificultad para establecer comunicación, mayores niveles de autolesión aparecen en los niños con trastorno.
Problemas médicos
Se ha observado también, como los dolores de cabeza o infecciones de oído en los niños con autismo pueden ser factores que contribuyan a la aparición de comportamientos como golpearse la cabeza con los puños o darse cabezazos. Esta hipótesis que relaciona la aparición de estos dolores con la autolesión, parece justificarse sobre la base de la incapacidad para establecer una comunicación directa y de forma sencilla expresar lo que le está ocurriendo.
Interesante también la hipótesis planteada por el Dr. Timothy Buei, pediatra gastroenterólogo del Hospital de Massachusetts, que sugiere que los dolores provocados por diversos problemas gastrointestinales en los niños con autismo, pueden tener relación con la aparición de comportamientos como la agresión o la autolesión.
Desregulación emocional
Esta hipótesis parece sugerir como las personas que sufren este trastorno, presentan mayores problemas a la hora de regularse emocionalmente, lo que les generará un mayor afecto negativo y un aumento de crisis nerviosas.
Para ello se parte de la premisa de que estas personas presentan también otro tipo de trastorno como es la ansiedad, relacionada con la conducta autolesiva como respuesta refleja a los altos niveles de estrés. La aparición de sobrecarga cognitiva y sensorial parece ser un rasgo habitual lo que les provoca una desregulación emocional. Una vez se produce esta desregulación a consecuencia de la alta reactividad emocional, su vuelta a su línea base se produce de manera mucho más lenta. Por tanto se valora la posibilidad de que muchas de las personas afectadas, puedan encontrar en la autolesión una forma de regulación emocional.
Las hipótesis aquí planteadas, parecen mostrar como las personas con autismo presentan una mayor vulnerabilidad a manifestar un comportamiento autolesivo y por tanto la intervención con estas personas, deberá abordar las casusas que lo provoca, mediante la aplicación de técnicas que ayuden a reducir la tensión, regular la ansiedad, comunicar el color, ayudar a sentir el propio cuerpo, aliviar la alexitimia, etc.
Puede decirse por tanto, que es la autolesión una estrategia inapropiada para gestionar distintas situaciones que provocan un sentimiento molesto o agobiante para la persona afectada y por tanto ante la incapacidad para comunicar estas situaciones, seremos nosotros quienes tengamos que identificar las causas que la provocan, para a continuación proponer alternativas mucho menos dañinas.
Enlaces:
Vulnerabilidad a la autolesión en el autismo
Confederacion autismo España
«La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos»
Karl Popper