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El extraño fenómeno de sentirse muerto. El «síndrome de Cotard»

El objeto de este post, es hacer una pequeña introducción a un trastorno mental con unas características que a buen seguro no les dejara indiferentes.

El síndrome de Cotard, o más conocido como síndrome del cadáver caminante, es un trastorno mental, con una extraña particularidad, la de creerse estar muerto. Fue Jules Cotard, (1840-1189), neurólogo francés, quien describió por primera este extraño trastorno al que llamo “Delirio de negación”, para posteriormente adquirir su apellido y denominarse “Sindrome de Cotard”.

Las personas que padecen este síndrome, presentan una serie de delirios nihilistas (cuestionan su existencia), como aquellos que niegan la existencia de un órgano interno, o de falta de fluido sanguíneo. En los casos más graves, se han documentado casos en los que la persona niega su propia existencia.

Manifestaciones como: «Mi corazón ha dejado de funcionar, no tengo corazón o siento como mi hígado se enferma, creencias de que no existe su cuerpo, que se está descomponiendo o de que incluso ya han fallecido”, pueden darnos una idea de la gravedad del trastorno. A su vez en los estados más graves de este trastorno, los delirios de inexistencia, pueden poner en peligro sus vidas o hacer que se ejecuten automutilaciones.

En la actualidad, se cree que varias pueden ser las causas del trastorno. Por un lado las investigaciones parecen ir encaminadas a la existencia de una anomalía neurobiológica que produce una desconexión entre varias áreas del cerebro. Esta anomalía hará que los pacientes experimenten una experiencia anormal y una falta de percepción de su propio cuerpo o identidad. Por otro, se cree que en estas personas, se produce un fallo en el sistema de evaluación de creencias, lo que les puede llevar a una situación extrema de creerse muertas.

La evolución de la enfermedad, pasa desde la aparición de síntomas relacionados con la hipocondría y depresión, la evolución  hacia un desarrollo de los delirios nihilistas y por último, la presencia de delirios mas persistentes , llevando al sujeto hacia una depresión crónica.

Respecto al tratamiento, la terapia electroconvulsiva parece ser la que en la actualidad obtiene mejores resultados, por el contrario el  farmacológico, no parece mostrar una eficacia contrastada, a excepción del suministro de antidepresivos, estabilizadores de ánimo y antipsicóticos.

A continuación os dejamos un video explicativo y la presentación de un caso clinico
Sindrome de  Cotard

 

https://youtu.be/QhIu6nrKJes

 

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Sigmund Freud y su «Hombre de los Lobos»

A buen seguro que para muchos de vosotros el nombre de Sergéi Kinstantinovitch Pankéyev no os resulte familiar, al igual que su seudónimo “el hombre de los lobos”. Sin embargo si os decimos que esta persona, ha tenido una especial importancia en el marco de la teoría psicoanalítica, es muy probable que entonces de forma  rápida e inconsciente, podamos vincularlo con el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, quien años después de su fallecimiento, aún sigue generando polémica por sus controvertidos métodos.

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Controvertidos,  en cuanto a que sus  detractores  han situado al psicoanálisis fuera del ámbito de la ciencia y por el contrario sus seguidores se han encargado de colocar  a sus hipótesis y a  sus métodos en un lugar privilegiado por contribuir a explicar la psique humana. De cualquier forma, lo que sí parece ser seguro es  casi 80 años después de su fallecimiento, su legado nos lleva a ver a Freud como una de las  personas más influyentes del siglo XX.

Para el profesor  ensayista  y escritor español Jesús González Requena, “Freud no fue un deconstructor; fue un arqueólogo que busca una verdad enterrada, mientras que el deconstructor excava para mostrar que nunca ha existido verdad alguna”. Pero ¿qué hay de verdad en su historia de una neurosis infantil, mas conocida como el caso del Hombre de los Lobos?

En este ensayo, incluido en el volumen XVII de sus obras completas y escrito en 1914, Freud expone el caso de Sergéi Pankéyev (1866-1979) aristócrata ruso y paciente suyo entre los años 1910-1914, quien tras sufrir una infección por gonorrea, desarrolla una neurosis, una depresión y un trastorno obsesivo. Convencido  Freud de que las neurosis en los adultos tenían sus raíces en el desarrollo de la sexualidad infantil, abordara su infancia y sus trastornos infantiles como base fundamental para el tratamiento de su paciente, hecho este que le llevara a enfrentarse a Jung y Adler, quienes consideraban a la sexualidad infantil como un factor no determinante de los trastornos en la vida adulta.

En el artículo titulado “El episodio psicótico del “Hombre de los Lobos”, escrito por Silvia Zamorano, Jesica Varela y publicado en el libro Clinica Psicoanalítica “Función de las obsesiones en neurosis y Psicosis”, se vuelve a retomar este caso, por ser uno de los más controvertidos de la obra de Sigmund Freud.

A juicio de la autora, el hecho de que el caso descrito surja por transferencia (función mediante la cual, un sujeto transfiere de manera inconsciente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos) y sea recordado después de tantos años, dificulta que se pueda discernir con claridad si estamos ante un fenómeno elemental y por tanto no pueda tomarse como base para la fundamentación de un diagnóstico.

Enlace:
Artículo

Original Freud

 

 

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¿Es posible reconvertir a un pedófilo?

Etimológicamente la palabra “pedofilia” proviene del griego “país, paidos” (niño) y -filia “philos” amor. El diccionario de la Real Academia de la Lengua  define este término como  la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes.

Así en virtud dela elección realizada de los niños como objeto sexual por parte de la persona que padece este trastorno, podemos diferenciar entre el término «pedofilia»,  utilizado para designar a adultos que escogen como objeto sexual a niños/as de 12 años o menos y el término «hebofilia» designado para el adulto que escoge como objeto sexual a adolescentes mayores de 12 años.

El manual DSM V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), clasifica a la  pedofilia dentro de los diferentes trastornos parafílicos existentes, (Trastorno de voyeurismo, Trastorno de exhibicionismo, Trastorno de froteurismo, Trastorno de masoquismo sexual, Trastorno de sadismo sexual,  Trastorno de pedofilia, Trastorno de fetichismo, Trastorno de travestismo, Otro trastorno parafílico especificado, Trastorno parafílico no especificado). Si consultamos el mismo, podemos observar los criterios diagnósticos para su determinación tanto en individuos que admiten esta parafilia como para aquellos que niegan categóricamente su atracción por niños prepúberes.

En cuanto a la prevalencia o porcentaje de pedófilos en la población, este es desconocido al tratarse de un trastorno con una especial sensibilidad. Así podemos ver, como mientras el DSM V recoge un rango del 3-5% para la población masculina a diferencia con la población femenina donde se supone es más pequeña e incierta, Michel Seto, psicólogo clínico del grupo Royal Ottawa Healthcare, establece el porcentaje en un 5% de la población general en su libro Pedophilia and Sexual Offending Against Children: Theory, Assessment and Intervention publicado en 2008 y por otro lado el  Papa Francisco, afirma en una entrevista publicada en el diario La Repubblica en el año 2014 que este porcentaje supone un 2%.

En la búsqueda de las causas, las diferentes investigaciones realizadas hasta el momento, parecen mostrar evidencias de alteraciones del neurodesarrollo tales como: un bajo cociente intelectual, una menor talla física o una preferencia manual izquierda, además de un patrón de activación cerebral con predominancia subcortical ante estímulos sexuales, si bien estos problemas durante el desarrollo no son condición suficiente para explicar por si solas la pedófila.

De todos es conocido el  interés suscitado por la sociedad, asi como la alarma producida por la aparición de nuevos casos. Los trabajos realizados intentan ofrecer una explicación del interés sexual hacia los niños que una persona adulta puede desarrollar, añadiendo a las alteraciones del neurodesarrollo, factores medioambientales que pueden predisponer a la conversión de una persona en pedófilo, como por ejemplo haber sido víctima de abusos sexuales en la niñez. A este fenómeno se le conoce como “ciclo víctima-abusador” o fenómeno del “abusador abusado”.

En el artículo que se expone a continuación con el título “Cartografiando la pedofilia: eficacia de los tratamientos y estrategias futuras”, publicado en la revista Apuntes de Psicología en el año 2014 volumen 32,número 3, págs. 245-250, a cargo de Francisco Balbuena Rivera (Universidad de Huelva), se hace una breve introducción sobre la relación entre las alteraciones neurológicas y la pedofilia que parecen evidenciar los distintos estudios realizados hasta el momento, así como un repaso por los  distintos tratamientos disponibles en la actualidad que no parecen ofrecer una solución eficaz frente a este trastorno.

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Artículo

 

 

 

 

 

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¿Será tu cara, una crujiente galleta para tu perro?

Acaso te has preguntado alguna vez ¿Por qué tu perro se pone tan contento cuando te ve llegar a casa? Dicen que el perro es el amigo más fiel del hombre y  múltiples son  las historias protagonizadas por ambos  que lo confirman. Tampoco cabe duda, de cómo reaccionan cuando visionan la cara de su dueño.

Pero ¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de los perros cuando ven la cara de un humano?

Para dar respuesta a esta pregunta, los autores Laura V. Cuaya, Raúl Hernández Pérez y Luis Concha del Instituto de Neurobiología de la Universidad Autónoma de México, han publicado un manuscrito en la revista Ciencia Cognitiva, en el que se reflejan los datos obtenidos en un experimento realizado, al objeto de conocer el procesamiento cerebral de los perros al ver caras humanas.

En este experimento, mediante la utilización de imágenes de resonancia funcional, se ha comprobado cómo estos procesan las caras de los humanos de una forma similar a como la procesamos nosotros, si bien se ha podido observar cierta actividad en el núcleo caudado, lo que parece sugerir, como estos  animales procesan las caras humanas a modo de  recompensas, sean estas conocidas o no para ellos.

Algunos quizás solo vean nuestra cara como una crujiente galleta de chocolate, pero eso no nos impedirá disfrutar del recibimiento y la alegría con la que estos animales, de forma incondicional siempre reciben a sus propietarios.

Os dejamos con este interesante artículo:
¿Qué pasa en el cerebro de los perros?

08-Fobias

¿Es posible tener miedo a un simple y alegre payaso?

Quienes somos padres, hemos podido observar algunas reacciones sorprendentes en nuestros hijos. Alguna incluso, me atrevería asegurar que de manera espontánea nos ha hecho soltar grandes carcajadas, como la que genera  el lloro, el llanto e inclusive una rápida carrera para  alejarse de un inocente payaso.

Esta podría ser la  típica situación a la que muchos padres a  buen seguro se han tenido que enfrentar en alguna que otra ocasión. La naturalidad, la espontaneidad, la escasa importancia manifestada por el simple hecho de que nuestros hijos lloren ante la presencia de un payaso nos ha hecho solventar con éxito este inesperado contratiempo.

¿Pero cómo se puede tener miedo a un payaso? Todo parece ir contra natura, pues el payaso debiera transmitir alegría, hacer surgir la risa, entretener a los más pequeños y como no a los mayores también.

Mi generación ha crecido con Los Payasos de la Tele, aquella compañía de payasos españoles que con sus aventuras y sus torpezas nos hacían pasar estupendas tardes, pegados a un televisor en blanco y negro allá por los años 70. Por lo tanto en principio no parece lógico el miedo o simple rechazo de mi hija hacia  un payaso, que a diferencia de aquellos otros, parecen mucho más guapos,  más modernos portando sofisticados maquillajes y  vistosos y hermosos trajes de colores. Pues no, todo parece indicar lo contrario, esta adolescente aún hoy, sigue manteniendo aunque sin mostrar unas características fóbicas, que nunca le gustaron los payasos.

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 ¿Entonces, qué hay detrás de ese miedo infantil hacia los payasos?

La Coulrofobia, palabra de nueva creación aún no reconocida en el diccionario ingles de Oxford, es utilizada para referirse a  ese miedo irracional o aversión que muchos niños e inclusive adultos muestran a los payasos y mimos. Sin embargo  el DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) ya parece adelantarse respecto al diagnóstico de este tipo de fobias y así menciona como estímulos fóbicos a los personajes disfrazados.

Así pues, ¿estamos ante la inocente representación de alguien cuya función principal es la de entretener o por el contrario existe un lado oscuro asociado a estos “bufones” que desconocemos?

Un rápido recorrido por la historia, podría mostrarnos al  bufón como el origen primario de lo que hoy entendemos como payaso (clown) y como sus representaciones ya figuraban en la antigüedad  en la corte de Faraón Dadkerien del antiguo Egipto, en China y otras culturas.

Son distintos artículos publicados y basados en estremecedoras historias de payasos o mimos, las que en cierta forma han llevado a  relacionar a estos con una profesión un tanto terrorífica.

Entre otras, podemos citar la de Grimaldi, mimo y payaso ingles del siglo XIX. Grimaldi, era una persona totalmente infeliz y con múltiples problemas personales. En el año 1837 a la edad de 58 años, fallece en Londres totalmente  arruinado y a consecuencia de sus problemas con el alcohol.

Pero fue Charles Dickens encargado de escribir sus memorias, quien con una historia mucho más trágica y siniestra que la vivida por el propio Grimaldi, ayudó a fomentar ese lado oscuro asociado a la figura de los payasos y mimos.

Casi al mismo tiempo, Jean Gaspard Deburaru otro payaso francés y contemporáneo de Grimaldi, pasó a la historia por tener una biografía aún  mucho más siniestra que la de su homólogo. Deburaru mató a un niño justo después de que este le insultara en la calle.

Historias como estas, transmitidas por distintos medios a lo largo de los años, otras protagonizadas por personajes vestidos de payasos en múltiples  películas y series de televisión (Poltergeist, Stitches, etc.), además de múltiples factores como: una mala experiencia en el pasado por haber sido asustado por una payaso en la niñez, un miedo hacia un raro y extraño maquillaje, una visión distorsionada pero reconocible de la cara así como del cuerpo deforme y extraño (por el uso de enormes zapatos, guantes , chaquetas  y demás  accesorios), pudieran estar en el origen de ese miedo irracional, la coulrofobia.

Son entonces estas y otras posibles causas añadidas las que parecen mantener ese odio hacia los payasos en la edad adulta. Así podemos observar como grupos de personas se unen en Facebook para compartir sus miedos a través de la red. Múltiples, son  las entradas en el buscador de Google que hacen referencia a este tipo de aversión para sorpresa de muchos y por tanto todo parece indicar que esta fobia hacia los payasos sea mucho más genérica de lo que en principio se pueda pensar y a la que aplicaciones de  tratamientos similares a otras fobias existentes, harán posible una exitosa superación.

Mientras tanto, para aquellos otros que por suerte no hemos sufrido ese tipo de miedos en nuestra infancia, siempre nos podrán quedar como gratos recuerdos, las hermosas tardes amenizadas por quienes han escogido el difícil oficio de hacer reír a los demás.

Autor del artículo: El cajón de Krusty
Publicado en el la web http://mymomusedtosay.com/es

Para más información:

Coulrofobia por Linda Rodriguez McRobbie
Jean Gaspard Deburaru
Memorias de Joseph Grimaldi (Charles Dickens)
Historia del payaso
Tratamiento de la coulrofobia

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El síndrome de los insultos y las obscenidades

Quizás, para muchos la palabra “Tourette” pueda resultar poco familiar. Si a esta, le asociamos “síndrome” (como conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad) entonces  de manera inconsciente, será relacionada con algún tipo de enfermedad.

¿Pero de dónde proviene la denominación “síndrome de Tourette”?

Georges Albert Edouard Brutus Gilles de la Tourette ver biografía, fue un famoso neurólogo, nacido en Saint Gervais les Trois Clochers en los alrededores de Poiters el 30 de octubre de 1857. Tourette fue uno de los más reconocidos neurólogos franceses del siglo XIX que en 1884 y a la edad de 27 años comienza sus estudios bajo el magisterio de Jean Marie Charcot (padre de la neurología moderna y uno de los más grandes médicos franceses)

En 1878 otro neurólogo estadounidense George Beard, publicó un artículo bajo el nombre  “Síndrome del Francés saltarín de Maine” Jumping  Frenchmen of Maine  Syndrome en el Journal of Nervous and Mental Disease. En este artículo se describían las características que afectaban a unas personas de origen franco-canadiense de la región de Maine. Estas parecían saltar de manera espontánea, debido a unas respuestas motoras desproporcionadas. Motivado por Charcot, Tourette se dedicó al estudio e investigación de esta publicación y así podríamos decir que este fue el origen de una investigación que posteriormente llevaría su nombre, a petición del propio Charcot.

¿Y qué es el síndrome de Tourette?

Este síndrome cuyas características más importantes son: movimientos estereotipados, repetitivos, involuntarios, así como la emisión de sonidos vocales llamados tics y utilización de palabras vulgares e inapropiadas (coprolalia), es un trastorno neurológico que se inicia a una edad temprana (7/10) y que afecta en mayor frecuencia a hombres que a mujeres. Los síntomas que presenta este trastorno, son los tics clasificándose estos en simples o complejos. Dentro de los simples algunos de estos pueden ser: muecas faciales, sacudir cabeza u hombros. Las vocalizaciones incluidas en estos tics, son sencillas y el número de grupos musculares que intervienen en su producción es menor y limitado. En cuanto a los tics complejos, el número de grupos musculares intervinientes es mayor, sus tics pueden incluir las muecas faciales combinados con torcedura de cabeza y hombros, manoseo de objetos, saltar, agacharse etc. Aquí los tics vocales, pueden contener la emisión de palabras o frases, la ecolalia (repetición de palabras o frases de otros) y la coprolalia (emisión de obscenidades, con una prevalencia del 10% de los pacientes).Es frecuente también la aparición de tics automutilantes, como golpearse la cara. La aparición de estos, es involuntaria y rara vez la persona afectada por este síndrome puede reprimirlos, al tener la sensación de que estos deben expresarse por una necesidad imperante.

En cuanto a las causas, aunque desconocidas,los resultados sugieren que el síndrome de Tourette es un trastorno hereditario. Pruebas más recientes, sugieren que este patrón hereditario es mucho más complejo. En la actualidad, se sabe que existen ciertas anormalidades en distintas áreas cerebrales y las conexiones que tienen lugar para la transmisión de (dopamina, serotonina y norepinefrina), principales neurotransmisores entre las células nerviosas.

El articulo expuesto a continuación con el título “Tics y síndrome de Guilles de la Tourette” publicado en la revista de Neurologia en el año 2009, a cargo de los autores B. Tijero-Merino, J.C. Gomez-Esteban y J.J. Zarranz, aborda el estudio de este trastorno con una incidencia del 1-2% de los niños en edad escolar y el más frecuente en la edad pediátrica.

Igualmente, se exponen los tratamientos farmacológicos utilizados, una vez han sido identificados correctamente los tics, evaluada su gravedad y repercusión en la vida de la persona. El objetivo de estos tratamientos durante la fase aguda no será su eliminación, (al no existir en la actualidad un  fármaco efectivo que elimine la aparición de tics), sino intentar conseguir una mejora social, familiar y emocional  de los pacientes.

Enlaces: Artículo y video
Tics y síndrome de Guilles de la Tourette

 

 

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La influencia de los factores psicológicos en la enfermedad. La Psiconeuroinmunología

La Psiconeuroinmunología, como disciplina relativamente reciente, podemos definirla como aquella que estudia la relación entre los Procesos Psíquicos, el Sistema Nervioso, el Sistema Inmune  y el Sistema Endocrino del cuerpo humano desde una perspectiva multidisciplinar (Psicología, Neurociencia, Farmacología, etc.)

Podemos remontarnos a la antigua Grecia en busca de sus origines. Hipócrates clasifica el temperamento en diferentes tipos,  melancólico, colérico, sanguíneo y flemático, constituyendo su  “Teoría de tipos”. En ella Hipócrates, mantiene que el cuerpo humano está compuesto de cuatro sustancias llamadas humores: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Los hombres según la distribución de estos humores podrían ser clasificados en:

  • Melancólicos: Bilis negra
  • Coléricos: Bilis amarilla
  • Flemáticos: Flema
  • Sanguíneos: Sangre

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Posteriormente Galeno, asigna un fundamento biológico a cada uno de estos tipos de persona, basado en estos cuatro fluidos. Así la apatía del  flemático es consecuencia de la influencia de la flema, la tristeza del melancólico como exceso de la bilis negra, el entusiasmo del sanguíneo, causado por la fuerza de la sangre y la irritabilidad del colérico como predominio de la bilis amarilla.

Fue Papai Pariz Ferenc, médico, escritor húngaro del siglo XVII, quien repite algo similar a lo manifestado por Hipócrates siglos antes. Papai, mantenía que cuando cuerpo y humores no se encuentran en armonía, la mente esta desequilibrada, apareciendo la melancolía, por el contrario el equilibrio hace que la mente este tranquila y el cuerpo sano.

En 1926 los investigadores rusos Metal´nikov y Chorine del Instituto Pasteur de Paris, descubren como la intensidad de la inflamación en unos conejillos de indias podía ser reducida mediante condicionamiento, lo que les llevo a pensar que el sistema inmunológico actuaba como un sistema defensivo. A pesar de este descubrimiento, la psiconeuroinmunología aún seguía siendo una disciplina ignorada.

Posteriormente en el Dr. George Solomon, puede ser considerado como uno de los primeros científicos en documentar las relaciones entre el cerebro y el sistema inmunológico, siendo importantes sus trabajos de investigación en la década de 1960, sobre los efectos psicológicos en la artritis reumatoide. (sinopsis historia, Segundo Congreso Virtual Psiquiatría 2001).

Son muchos los estudios publicados en torno a psiconeuroinmunologia y el proceso salud enfermedad. Las situaciones de estrés interpretadas por cada individuo pueden generar sentimientos de cólera, rabia, depresión, activando procesos bioquímicos en el cerebro (hipotálamo hipófisis, glándulas suprarrenales) que generan una supresión del sistema inmune, provocando el desarrollo de distintas enfermedades.

La interacción entre factores externos (virus, sustancias toxicas, bacterias, etc.), factores internos (emociones, factores genéticos), factores psicosociales dan como resultado la enfermedad. Esta interacción tiene lugar a través del sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmunológico. El artículo que se expone a continuación bajo el título “Psiconeuroinmunología: conexiones entre el Sistema Nervioso y el Sistema inmune”, publicado en la revista Suma Psicológica Volumen 15 Nº 1 del año 2008, por los autores. Victoriano Ramos Linares, Raúl Rivero Burón, José Antonio Piqueras Rodríguez, Luis Joaquín García López y Luis Armando Oblitas Guadalupe, expone de forma breve la organización del Sistema Inmune y el Sistema Neuroendocrino y a su vez como estos se relacionan con el Sistema Nervioso y sus influencias de unos sobre otros, repasan la bibliografía que relacionan el Sistema Inmune con la depresión y finaliza con las aportaciones que puede hacer la Psicología como terapia.

Enlaces: Artículo y Videos de Discovery Channel
Psiconeuroinmunología

 

08-Fobias

La «Hematofobia», un tipo de fobia muy particular

Recuerdo la primera vez que vi hace ya muchos años, como un joven que compartía  conmigo una charla sobre primeros auxilios, cayó desmayado. Sorprendidos algunos de los que allí nos encontrábamos, observábamos como momentos después, el chico recobraba el conocimiento de manera natural.

¿Qué le ocurría  entonces a aquel joven que momentos antes y en perfectas condiciones, acudía con total normalidad a una conferencia, para que ante el simple hecho de mostrar diapositivas y material medico que contenia jeringuillas, agujas, sangre etc.,  perdiera la conciencia?

Sencillamente, este joven padecía de una fobia específica, una fobia a la sangre, la Hematofobia.

Pero ¿qué es lo que produce que una persona  pierda el conocimiento? El desmayo o síncope vasovagal, tiene lugar por una disminución del flujo sanguíneo en el cerebro. Esta disminución hace que la persona que lo sufre, pierda la conciencia durante  unos minutos para posteriormente recuperarla de forma espontánea. La activación del nervio vagal, provoca una dilatación de los vasos sanguíneos y esto a su vez provoca una bajada de tensión que dara lugar al desmayo.

El manuscrito expuesto a continuación, publicado en la revista Clínica y Salud en el año 2014, a cargo de los autores Luis Pinel y Marta María Redondo bajo el título “Abordaje de la hematofobia y sus distintas líneas de investigación” trata el tema de esta fobia específica, revisa las investigaciones más actuales sobre ella y analiza las variables que pueden dar lugar al desmayo, agrupando los diversos estudios en tres líneas de investigación: la sensibilidad al asco, el rol de hiperventilación y el sesgo atencional.

La palabra  Hematofobia formada por las raíces griegas Hematos (sangre), Phobos (temor) y el sufijo –ia (cualidad), significa un temor irracional a la sangre, produciendo conductas de evitación y/o escape ante situaciones relacionadas con este fluido, así como a heridas y agujas.

El DSM V (Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales), enumera los criterios diagnósticos para la fobia específica, la codifica 300.29 (F40.23) Sangre-inyección-herida y como factores de riesgo y pronostico, menciona como las personas con fobia a la sangre-inyección muestran una tendencia singular para el sincope vasovagal (desmayo) en presencia del estímulo fóbico.

Respecto a las demás fobias existentes la Hematofobia, produce patrones semejantes de evitación y/o escape frente a estímulos que generen miedo (sangre, distintos tipos de animales, violencia), ansiedad anticipatoria (anticipación de consecuencias desagradables), pero será el patrón de respuesta bifásica la que la hará diferente a las demás.

Este patrón caracterizado por un incremento de la respuesta cardiovascular ante la presencia de sangre agujas y otros, produce un aumento de latido cardiaco,  de la presión arterial y la frecuencia respiratoria, para justo después disminuir de forma brusca, dando lugar a la aparición de nauseas, palidez cara, sudores y en ocasiones los desmayos.

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Interesante, el repaso histórico sobre la evolución de las distintas teorías que tratan de explicar el desfallecimiento provocado por este tipo de fobia. Así se menciona como esos signos presentes justo antes de la aparición del desmayo (respuesta bifásica) fueron obviados durante muchos años por los investigadores y como en la actualidad a raíz del estudio de Graham Kabler y Lunsford en 1961 Vasovagal Fainting A Diphasic Response, esta teoría es hoy la más acertada aun no habiendo consenso sobre las causas que provocan la aparición del sincope.

Y por tanto son estas diferencias de opinión sobre las causas que provocan el desmayo, lo que ha llevado a los investigadores a abordar diferentes hipótesis que han sido agrupadas en tres líneas de investigación:

  • Sensibilidad al asco

La sensibilidad al asco, ha sido una de las variables más investigadas a la hora de señalar una influencia en el origen de la fobia a la sangre. El asco, ha sido entendido como una predisposición individual de la persona para experimentar este tipo de emoción cuando un individuo se enfrenta a una serie de estímulos aversivos.

En función de los estudios publicados, se procede a realizar una división (relación de trabajos) en dos grupos diferenciados

  • Los trabajos que defienden esta relación asco-fobia a la sangre
  • Los que niegan la relación

La falta de consenso existente a la hora de abordar esta variable, hace que el papel desempeñado por la sensibilidad al asco respecto a este tipo de fobia, no está nada claro, debiendo realizarse futuros diseños experimentales.

  • El papel crítico de la hiperventilación

Se entiende por hiperventilación, el incremento del ritmo respiratorio, debido a distintas causas, produciendo  un decremento de los niveles de anhídrido carbónico en sangre.

Para los defensores de esta línea de investigación, este descenso de los niveles de anhídrido carbónico por debajo de 30 mmHg s, produce una serie de alteraciones en el cerebro humano (hipocapnia, vasoconstricción cerebral y dilatación periférica) que pueden llevar a la pérdida de conocimiento.

La conclusión a la que llegan los autores del presente artículo  respecto a esta línea de investigación, es que si bien no se puede confirmar el rol de la hiperventilación en pacientes con este tipo de fobia, los estudios señalan que la hiperventilación  si influye de manera clara y directa en la etiología del problema. Por tanto una intervención que ayude a restablecer el patrón respiratorio puede ser crítica a la hora de evitar el desmayo.

  • El rol del sesgo atencional

El sesgo atencional  es entendido como una predisposición de nuestra atención hacia el procesamiento de un determinado tipo de información. Para Vuilleuimer, el ser humano esta biológicamente diseñado para procesar las amenazas antes que los estímulos positivos aunque esa predisposición no sirva para localizar y movilizar los recursos que pongan fin al problema.

Sera pues esta nueva línea de investigación basada en el papel del sesgo atencional la que trate de relacionar esta predisposición con la fobia. Asi, esta hipótesis sugiere que aquellos sujetos con una capacidad extra para localizar aquellos estímulos relacionados con su patología, interpretados como potencialmente amenazantes, activan una serie de mecanismos que conlleva una estrategia de evitación, manteniendo el problema a largo plazo.

A pesar de la multitud de trabajos existentes que verifican la existencia del “sesgo atencional” en pacientes con este tipo de fobia, esta línea de investigación no ha sido desarrollada suficientemente, debiendo reforzarse esta línea de investigación en futuros estudios.

Los trabajos realizados, se dividen entre aquellos que constatan la existencia del sesgo atencional en pacientes con fobia a la sangre  y otros estudios cognitivos sobre las implicaciones del sesgo atencional a largo plazo en pacientes fóbicos (se relacionan los estudios publicados).

En el presente articulo y con el objetivo de abordar los distintos tratamientos aplicados en la actualidad para  este tipo de fobia, los autores revisan la información disponible y los clasifican en tres: a) técnicas conductuales b) procedimientos cognitivos c) otras técnicas.

Parece pues, que aún queda mucho camino por recorrer y serán futuras investigaciones las que puedan confirmar o no, la relación causal entre estos factores y el desfallecemiento que se produce en los casos de Hematofobia.

 

Enlaces:
Articulo «Abordaje de la Hematofobia»