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Aplicación de tensión en un caso de fobia a la sangre

Belén Nieto Centeno y Blanca Mas Hesse . (2002) Tratamiento de aplicación de tensión en un caso de fobia a la sangre. Revista de Accion Psicológica (vol.1, nº2), 2002, p.185-193. ISSN 1578-908X

La hematofobia se distingue del resto de las fobias específicas por presentar un patrón de respuesta característico consistente, en primer lugar, en la aparición de una subida de presión sanguínea y tensión arterial, seguido de una caída brusca de las mismas que provoca una disminución en el riego cerebral, causante de los mareos y desmayos típicos en este trastorno.

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Fobia a las avispas: Intervencion y tratamiento con exposición progresiva

Ruiz García, Antonio & Valero, Luis. (2020). Intervención mediante exposición multimedia en un caso de fobia infantil a las avispas. Behavioral Psychology/Psicologia Conductual. 28. 343-361.

Se presenta el caso clínico de un adolescente de 13 años, estudiante de secundaria, con una fobia específica de tipo animal, a las avispas (DSM-5). Se realizó un diseño de caso único A-B con seguimiento y se realizó un tratamiento de exposición progresiva. La evaluación incluyó los cuestionarios FSSC-R, STAI-E/R, FSQ-avispas, El y un test de evitación conductual multimedia en el que se tomaron medidas de ansiedad subjetiva y de tasa cardíaca ante los diversos estímulos presentados.

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¿Sabes si tienes fobia a volar?

Se acerca el periodo estival y para los más afortunados significa poder disfrutar de unas merecidas vacaciones. En los próximos meses miles de familias se desplazaran en diferentes medios de transporte y para alguien como yo, el avión siempre ha supuesto un verdadero problema a la hora de planificar un destino vacacional. He de reconocer que mi fobia hacia este moderno y seguro medio de transporte, se ha venido reduciendo con el paso de los años y si bien aun no puedo afirmar con rotundidad que mis miedos han desaparecido, al menos si puedo decir que a día de hoy mis viajes en avión son mucho mas placenteros y por tanto mis múltiples anécdotas al respecto, hoy día pasan más desapercibidas.

Como quiera que estos miedos a volar no son únicamente míos, pues de lo contrario me convertiría en un “rara avis”, veo interesante mostraros unos  artículos publicados por Miquel Tortella y Miquel A. Fullana en la Revista Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología, relacionados con la fobia a volar, recogida en una categoria diagnostica de fobia especifica tipo situacional en el manual de la Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014

En ellos, se pueden observar una serie de cuestiones muy interesantes:

En primer lugar merece la pena destacar, que aunque los datos recogidos en los distintos estudios realizados sobre el miedo a volar sean poco precisos, las cifras de prevalencia, es decir la proporción de individuos que sufren tal miedo, puede oscilar entre un 10% y un 40% de la población general en países industrializados.

En segundo lugar, también es interesante observar las dimensiones del miedo a volar, pudiendo aseguraros que padecerlas en su máxima expresión, pueden hacer que los viajes se conviertan  en un verdadero cóctel explosivo de sensaciones, cuyo único deseo pasará por llegar a tierra firme lo mas rápido posible. Estas dimensiones o miedos pueden enumerarse de la siguiente forma: tener un accidente, miedo a las alturas, miedo a estar en un lugar cerrado, inestabilidad, no tener control de la situación, sensaciones físicas, perder el control u otras fuentes, esto es lo que podríamos describir como un verdadero «Tsunami» de sensaciones.

Los resultados de los diferentes trabajos realizados anteriormente, muestran que los miedos más importantes en la fobia a volar son, por este orden: tener un accidente, a estar encerrado, a no tener control, a las alturas y a la inestabilidad, si bien en el estudio de Tortella y Fullaná el segundo miedo mas importante resulto ser “no tener el control”.

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En tercer lugar, han de mencionarse las vías de adquisición en el miedo a volar en avión. Aquí el estudio de M. Tortella y M. Fullana, parte de clásico estudio como el que anteriormente había realizado Rachman, considerando pues que los miedos y fobias se pueden adquirir de dos maneras distintas.

Por un lado, como un condicionamiento clásico (la asociación o apareamiento de un estímulo incondicionado con un estímulo neutro, provoca que posteriormente el sujeto responda al estímulo neutro con la respuesta que emitía ante el estímulo incondicionado, el famoso perro de Pavlov) y por otro, por experiencias vicarias o aprendizaje por observación y por transmisión de información.

Si bien estudios anteriores relacionados con el origen de los comportamientos fóbicos, parecen apuntar a que las experiencias aversivas, (de manera directa), tienen un papel fundamental en el origen de estos, en el miedo a volar los datos son escasos y por tanto poco concluyentes para confirmar que vía en la adquisición de esta fobia es predominante, pues al igual que en otros estudios realizados, el numero de sujetos que no recuerda ningún incidente como origen de su miedo, así como el número de sujetos que dicen padecer este temor desde siempre, es elevado.

Solo aquellos para quienes viajar constituye uno de los mayores placeres que podamos disfrutar y pese a que padecer este tipo de fobia en mayor o menor grado puede suponer un verdadero obstáculo, entenderá la dificultad que se nos presenta a la hora de enfrentarse a la planificación de unas simples y gratificantes vacaciones. La información relacionada con la aeronáutica, las estrategias de control de respiración, relajación muscular, las autoinstrucciones, la detección de cogniciones fóbicas y generación de pensamientos alternativos para el control de pensamientos disfuncionales, así como la exposición en vivo o asistidos por ordenador forman parte hoy  día de los tratamientos mas efectivos contra nuestro miedo a volar.

Puedes descargar los artículos en formato pdf
Prevalencia, dimensiones y adquisición miedo a volar
Características clínicas y tratamientos al miedo a volar
Relaciones entre la sensibilidad a la ansiedad y el miedo a volar

 

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¿Es posible tener miedo a un simple y alegre payaso?

Quienes somos padres, hemos podido observar algunas reacciones sorprendentes en nuestros hijos. Alguna incluso, me atrevería asegurar que de manera espontánea nos ha hecho soltar grandes carcajadas, como la que genera  el lloro, el llanto e inclusive una rápida carrera para  alejarse de un inocente payaso.

Esta podría ser la  típica situación a la que muchos padres a  buen seguro se han tenido que enfrentar en alguna que otra ocasión. La naturalidad, la espontaneidad, la escasa importancia manifestada por el simple hecho de que nuestros hijos lloren ante la presencia de un payaso nos ha hecho solventar con éxito este inesperado contratiempo.

¿Pero cómo se puede tener miedo a un payaso? Todo parece ir contra natura, pues el payaso debiera transmitir alegría, hacer surgir la risa, entretener a los más pequeños y como no a los mayores también.

Mi generación ha crecido con Los Payasos de la Tele, aquella compañía de payasos españoles que con sus aventuras y sus torpezas nos hacían pasar estupendas tardes, pegados a un televisor en blanco y negro allá por los años 70. Por lo tanto en principio no parece lógico el miedo o simple rechazo de mi hija hacia  un payaso, que a diferencia de aquellos otros, parecen mucho más guapos,  más modernos portando sofisticados maquillajes y  vistosos y hermosos trajes de colores. Pues no, todo parece indicar lo contrario, esta adolescente aún hoy, sigue manteniendo aunque sin mostrar unas características fóbicas, que nunca le gustaron los payasos.

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 ¿Entonces, qué hay detrás de ese miedo infantil hacia los payasos?

La Coulrofobia, palabra de nueva creación aún no reconocida en el diccionario ingles de Oxford, es utilizada para referirse a  ese miedo irracional o aversión que muchos niños e inclusive adultos muestran a los payasos y mimos. Sin embargo  el DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) ya parece adelantarse respecto al diagnóstico de este tipo de fobias y así menciona como estímulos fóbicos a los personajes disfrazados.

Así pues, ¿estamos ante la inocente representación de alguien cuya función principal es la de entretener o por el contrario existe un lado oscuro asociado a estos “bufones” que desconocemos?

Un rápido recorrido por la historia, podría mostrarnos al  bufón como el origen primario de lo que hoy entendemos como payaso (clown) y como sus representaciones ya figuraban en la antigüedad  en la corte de Faraón Dadkerien del antiguo Egipto, en China y otras culturas.

Son distintos artículos publicados y basados en estremecedoras historias de payasos o mimos, las que en cierta forma han llevado a  relacionar a estos con una profesión un tanto terrorífica.

Entre otras, podemos citar la de Grimaldi, mimo y payaso ingles del siglo XIX. Grimaldi, era una persona totalmente infeliz y con múltiples problemas personales. En el año 1837 a la edad de 58 años, fallece en Londres totalmente  arruinado y a consecuencia de sus problemas con el alcohol.

Pero fue Charles Dickens encargado de escribir sus memorias, quien con una historia mucho más trágica y siniestra que la vivida por el propio Grimaldi, ayudó a fomentar ese lado oscuro asociado a la figura de los payasos y mimos.

Casi al mismo tiempo, Jean Gaspard Deburaru otro payaso francés y contemporáneo de Grimaldi, pasó a la historia por tener una biografía aún  mucho más siniestra que la de su homólogo. Deburaru mató a un niño justo después de que este le insultara en la calle.

Historias como estas, transmitidas por distintos medios a lo largo de los años, otras protagonizadas por personajes vestidos de payasos en múltiples  películas y series de televisión (Poltergeist, Stitches, etc.), además de múltiples factores como: una mala experiencia en el pasado por haber sido asustado por una payaso en la niñez, un miedo hacia un raro y extraño maquillaje, una visión distorsionada pero reconocible de la cara así como del cuerpo deforme y extraño (por el uso de enormes zapatos, guantes , chaquetas  y demás  accesorios), pudieran estar en el origen de ese miedo irracional, la coulrofobia.

Son entonces estas y otras posibles causas añadidas las que parecen mantener ese odio hacia los payasos en la edad adulta. Así podemos observar como grupos de personas se unen en Facebook para compartir sus miedos a través de la red. Múltiples, son  las entradas en el buscador de Google que hacen referencia a este tipo de aversión para sorpresa de muchos y por tanto todo parece indicar que esta fobia hacia los payasos sea mucho más genérica de lo que en principio se pueda pensar y a la que aplicaciones de  tratamientos similares a otras fobias existentes, harán posible una exitosa superación.

Mientras tanto, para aquellos otros que por suerte no hemos sufrido ese tipo de miedos en nuestra infancia, siempre nos podrán quedar como gratos recuerdos, las hermosas tardes amenizadas por quienes han escogido el difícil oficio de hacer reír a los demás.

Autor del artículo: El cajón de Krusty
Publicado en el la web http://mymomusedtosay.com/es

Para más información:

Coulrofobia por Linda Rodriguez McRobbie
Jean Gaspard Deburaru
Memorias de Joseph Grimaldi (Charles Dickens)
Historia del payaso
Tratamiento de la coulrofobia

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La «Hematofobia», un tipo de fobia muy particular

Recuerdo la primera vez que vi hace ya muchos años, como un joven que compartía  conmigo una charla sobre primeros auxilios, cayó desmayado. Sorprendidos algunos de los que allí nos encontrábamos, observábamos como momentos después, el chico recobraba el conocimiento de manera natural.

¿Qué le ocurría  entonces a aquel joven que momentos antes y en perfectas condiciones, acudía con total normalidad a una conferencia, para que ante el simple hecho de mostrar diapositivas y material medico que contenia jeringuillas, agujas, sangre etc.,  perdiera la conciencia?

Sencillamente, este joven padecía de una fobia específica, una fobia a la sangre, la Hematofobia.

Pero ¿qué es lo que produce que una persona  pierda el conocimiento? El desmayo o síncope vasovagal, tiene lugar por una disminución del flujo sanguíneo en el cerebro. Esta disminución hace que la persona que lo sufre, pierda la conciencia durante  unos minutos para posteriormente recuperarla de forma espontánea. La activación del nervio vagal, provoca una dilatación de los vasos sanguíneos y esto a su vez provoca una bajada de tensión que dara lugar al desmayo.

El manuscrito expuesto a continuación, publicado en la revista Clínica y Salud en el año 2014, a cargo de los autores Luis Pinel y Marta María Redondo bajo el título “Abordaje de la hematofobia y sus distintas líneas de investigación” trata el tema de esta fobia específica, revisa las investigaciones más actuales sobre ella y analiza las variables que pueden dar lugar al desmayo, agrupando los diversos estudios en tres líneas de investigación: la sensibilidad al asco, el rol de hiperventilación y el sesgo atencional.

La palabra  Hematofobia formada por las raíces griegas Hematos (sangre), Phobos (temor) y el sufijo –ia (cualidad), significa un temor irracional a la sangre, produciendo conductas de evitación y/o escape ante situaciones relacionadas con este fluido, así como a heridas y agujas.

El DSM V (Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales), enumera los criterios diagnósticos para la fobia específica, la codifica 300.29 (F40.23) Sangre-inyección-herida y como factores de riesgo y pronostico, menciona como las personas con fobia a la sangre-inyección muestran una tendencia singular para el sincope vasovagal (desmayo) en presencia del estímulo fóbico.

Respecto a las demás fobias existentes la Hematofobia, produce patrones semejantes de evitación y/o escape frente a estímulos que generen miedo (sangre, distintos tipos de animales, violencia), ansiedad anticipatoria (anticipación de consecuencias desagradables), pero será el patrón de respuesta bifásica la que la hará diferente a las demás.

Este patrón caracterizado por un incremento de la respuesta cardiovascular ante la presencia de sangre agujas y otros, produce un aumento de latido cardiaco,  de la presión arterial y la frecuencia respiratoria, para justo después disminuir de forma brusca, dando lugar a la aparición de nauseas, palidez cara, sudores y en ocasiones los desmayos.

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Interesante, el repaso histórico sobre la evolución de las distintas teorías que tratan de explicar el desfallecimiento provocado por este tipo de fobia. Así se menciona como esos signos presentes justo antes de la aparición del desmayo (respuesta bifásica) fueron obviados durante muchos años por los investigadores y como en la actualidad a raíz del estudio de Graham Kabler y Lunsford en 1961 Vasovagal Fainting A Diphasic Response, esta teoría es hoy la más acertada aun no habiendo consenso sobre las causas que provocan la aparición del sincope.

Y por tanto son estas diferencias de opinión sobre las causas que provocan el desmayo, lo que ha llevado a los investigadores a abordar diferentes hipótesis que han sido agrupadas en tres líneas de investigación:

  • Sensibilidad al asco

La sensibilidad al asco, ha sido una de las variables más investigadas a la hora de señalar una influencia en el origen de la fobia a la sangre. El asco, ha sido entendido como una predisposición individual de la persona para experimentar este tipo de emoción cuando un individuo se enfrenta a una serie de estímulos aversivos.

En función de los estudios publicados, se procede a realizar una división (relación de trabajos) en dos grupos diferenciados

  • Los trabajos que defienden esta relación asco-fobia a la sangre
  • Los que niegan la relación

La falta de consenso existente a la hora de abordar esta variable, hace que el papel desempeñado por la sensibilidad al asco respecto a este tipo de fobia, no está nada claro, debiendo realizarse futuros diseños experimentales.

  • El papel crítico de la hiperventilación

Se entiende por hiperventilación, el incremento del ritmo respiratorio, debido a distintas causas, produciendo  un decremento de los niveles de anhídrido carbónico en sangre.

Para los defensores de esta línea de investigación, este descenso de los niveles de anhídrido carbónico por debajo de 30 mmHg s, produce una serie de alteraciones en el cerebro humano (hipocapnia, vasoconstricción cerebral y dilatación periférica) que pueden llevar a la pérdida de conocimiento.

La conclusión a la que llegan los autores del presente artículo  respecto a esta línea de investigación, es que si bien no se puede confirmar el rol de la hiperventilación en pacientes con este tipo de fobia, los estudios señalan que la hiperventilación  si influye de manera clara y directa en la etiología del problema. Por tanto una intervención que ayude a restablecer el patrón respiratorio puede ser crítica a la hora de evitar el desmayo.

  • El rol del sesgo atencional

El sesgo atencional  es entendido como una predisposición de nuestra atención hacia el procesamiento de un determinado tipo de información. Para Vuilleuimer, el ser humano esta biológicamente diseñado para procesar las amenazas antes que los estímulos positivos aunque esa predisposición no sirva para localizar y movilizar los recursos que pongan fin al problema.

Sera pues esta nueva línea de investigación basada en el papel del sesgo atencional la que trate de relacionar esta predisposición con la fobia. Asi, esta hipótesis sugiere que aquellos sujetos con una capacidad extra para localizar aquellos estímulos relacionados con su patología, interpretados como potencialmente amenazantes, activan una serie de mecanismos que conlleva una estrategia de evitación, manteniendo el problema a largo plazo.

A pesar de la multitud de trabajos existentes que verifican la existencia del “sesgo atencional” en pacientes con este tipo de fobia, esta línea de investigación no ha sido desarrollada suficientemente, debiendo reforzarse esta línea de investigación en futuros estudios.

Los trabajos realizados, se dividen entre aquellos que constatan la existencia del sesgo atencional en pacientes con fobia a la sangre  y otros estudios cognitivos sobre las implicaciones del sesgo atencional a largo plazo en pacientes fóbicos (se relacionan los estudios publicados).

En el presente articulo y con el objetivo de abordar los distintos tratamientos aplicados en la actualidad para  este tipo de fobia, los autores revisan la información disponible y los clasifican en tres: a) técnicas conductuales b) procedimientos cognitivos c) otras técnicas.

Parece pues, que aún queda mucho camino por recorrer y serán futuras investigaciones las que puedan confirmar o no, la relación causal entre estos factores y el desfallecemiento que se produce en los casos de Hematofobia.

 

Enlaces:
Articulo «Abordaje de la Hematofobia»

 

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El virus del Zika y la Zikafobia, otro nuevo temor

El virus Zika, transmitido principalmente por los mosquitos del género Aedes, se identificó por primera vez en Uganda en 1947, en una especie de macacos. En 1952, fue identificado en el ser humano en Uganda y Tanzania, localizándose posteriormente brotes activos en  Africa, America, Asia y Pacífico.

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Los enfermos de Zika, presentan síntomas similares a los de otras infecciones por virus (dengue) tales como: fiebre, dolores musculares y articulares, cefaleas, erupciones cutáneas  que suelen ser leves y con una duración entre 2 y siete días.

La trasmisión sexual entre personas infectadas es uno de los factores más preocupantes. Las campañas para concienciar a las poblaciones para que las relaciones sexuales tengan lugar de forma segura, con utilización de preservativos en la forma correcta y sistemática son un objetivo de máxime interés.

Son las complicaciones de la enfermedad como el aumento de casos con síndrome de Guillain-Barre  y de recién nacidos con microcefalias, malformaciones fetales y trastornos neurológicos lo que preocupa en gran medida a la comunidad científica, esperando que la investigación realizada en este campo pueda despejar a corto plazo incógnitas que aún no han sido despejadas.

Hace escasos meses podíamos leer una noticia como esta en el medio de comunicación impactousa.com, “La Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe (CHTA, por su sigla en inglés) y la Organización Caribeña de Turismo (CTO) se encuentran en alerta por el posible impacto económico que la propagación del virus del Zika tendrá en la región». ¿Podríamos por tanto decir a la luz de titulares como este o similares, que nos encontramos ante un nuevo caso de fobia, la Zikafobia?

El artículo publicado por Sebastian Gonzalez ,en los archivos de pediatría de Uruguay en el presente año 2016, bajo el título  «Zika y Zikafobia una página en construcción» , aborda como trabajo inédito y como bien determina su título “en construcción “ esta temática actual, donde plantea el rol que ha de tener las sociedades científicas ante las olas de epidemias que en los últimos años  parecen amenazar nuestras vidas y donde los medios de comunicación en su labor informativa, hacen que  distintos titulares alarmistas ocupen sus páginas principales.

En el manuscrito aludido, se hace una exposición sobre el conocimiento que se tiene en la actualidad sobre el virus Zika, desde su descubrimiento hasta nuestros días, donde se relaciona directamente con la enfermedad neurológica. Igualmente se mencionan distintas cuestiones que parecen aún tener intrigada a la comunidad científica.

Interesante reflexión, la del Dr. Leslie Lobel, virólogo, estudioso del virus Zika, al afirmar que «la histeria relacionada esta enfermedad iba muy por delante de la investigación sobre el mismo virus». En el trabajo se aportan datos estadísticos, sobre casos de microcefalia en distintos puntos geográficos de Brasil, país con un alto porcentaje de afectados, apuntándose la posibilidad de que el excesivo número de casos observados, pudiera vincularse a una mayor búsqueda activa por parte de los clínicos lo que genera mayor notificación y sobrediagnósticos , pues a tenor de los resultados obtenidos, estos no parecen ser consecuentes con la posibilidad de que este arbovirus sea el causante directo de todos los casos de microcefalia.

Enlaces:
Zika y Zikafobia
El virus del Zika