01-Trastorno espectro autista

Una revisión del «autismo» 70 años después de Kanner

Paula, Isabel. (2011). El autismo 70 años después de Leo Kanner y Hans Asperger. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 32. 567-587. 10.4321/S0211-57352012000300008.

Interesante artículo el que exponemos a continuación, de  cuya lectura nos aportará una visión actual del concepto de autismo cuatro décadas después de que Leo Kanner y Hans Asperger hayan colocado sus primeras aportaciones (ver vínculos para consultar biografías).

 Han tenido que transcurrir casi cuatro décadas para que el autismo haya sido incorporado a los manuales diagnósticos y es a partir de los años 80, cuando profesionales implicados en el autismo, deciden consensuar criterios que permitirán delimitar grupos homogéneos como base para la investigación y el intercambio de conocimientos, si bien en la actualidad, estos criterios así como la ubicación nosológica ( nosología, como rama de la medicina cuyo objeto es describir, explicar, diferenciar y clasificar la amplia variedad de enfermedades y procesos patológicos), parecen estar aún lejos de ser consolidados como definitivos.

Es curioso, comprobar en el artículo, como a pesar de que las primeras descripciones relevantes sobre el autismo corresponden a los autores arriba enunciados, las características identificadas por estos en acerca de este trastorno, han existido siempre y se procede a rescatar múltiples huellas a lo largo del tiempo.

Una primera referencia escrita conocida corresponde al siglo XVI. Johannes Mathesius (1504-1565), cronista del monje alemán Martin Lutero (1483-1546), relató la historia de un muchacho de 12 años severamente autista. De acuerdo con la descripción del cronista, Lutero pensaba que el muchacho no era más que una masa de carne implantada en un espíritu sin alma, poseído por el diablo, respecto al cual sugirió que debería morir asfixiado.

O como otra referencia, esta de mayor divulgación y polémica, la del caso del niño salvaje Victor de Aveyron, estudiado por el Dr. Jean Itard, y llevado a las pantallas de cine en 1970 en la película, dirigida por Francois Truffaud, “L´enfant sauvage”, ha generado diversas controversias entre destacados autores. Así, la escritora Harlan Lane plantea en su libro “El niño Salvaje de Aveyron”, la posibilidad del que el niño Víctor fuera autista, para posteriormente acabar rechazando esta cuestión. O como por el contrario años más tarde, la descripción minuciosa del abate Pierre-Joseph Bonnaterre, profesor de Historia Natural de la Escuela Central de Aveyron, deja claro que Víctor manifestaba deficiencias en las interacciones sociales reciprocas, incompetencias intelectuales específicas, alteraciones de la integridad sensorial y además no realizaba juego simbólico

Pero no fue hasta 1911, cuando el psiquiatra suizo Paul Eugen Bluler, con la intención de referirse a una alteración propia de la esquizofrenia, utiliza el término “autismo”, que implicaba un alejamiento de la realidad externa.

Poco después en 1923, otro psicólogo suizo, Carl Jung, introduce los conceptos de personalidad extravertida e introvertida, con lo que consigue ampliar el enfoque psicoanalítico de Freud, definiendo así a la persona con autismo como un ser profundamente introvertido.

Son estos años anteriores a Leo Kanner, en los que los trabajos desarrollados entorno al autismo, aportan interpretaciones cercanas a la esquizofrenia, o cuadros regresivos en la infancia, que hacen que las personas que padecen autismo, acudan a las consultas de psiquiatría de la época. Todo ello hasta que el propio Kanner, en el año 1943 y a través de su artículo “Autistic disturbances off affective contact” incorpora el término “autismo”, con su significado actual, siendo sus investigaciones posteriores, las que profundizan y delimitan el trastorno denominándolo “autismo infantil precoz”, con unos síntomas cardinales: aislamiento profundo para el contacto con las personas, un deseo obsesivo de preservar la identidad, una relación intensa con los objetos, conservación de una fisonomía inteligente y pensativa y una alteración en la comunicación verbal manifestada por un mutismo o por un tipo de lenguaje desprovisto de intención comunicativa. Destacando como característica nuclear, la obsesión por mantener la identidad, expresada por el deseo de vivir en un mundo estático, donde no son aceptados los cambios.

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Interesante también consultar, como posteriormente a esta profundización de los estudios de Kanner, fueron desarrollándose interpretaciones contradictorias y como en el continente americano la incorporación de otras interpretaciones y conceptos heterogéneos, llevó a diagnosticar como niños autistas a niños con retraso mental o como el autismo dependía exclusivamente de determinantes emocionales ligados al vínculo materno.

Fueron los años 50 y 60 donde el debate generado entre la vinculación del autismo con la esquizofrenia o por otro lado el de la interpretación psicodinámica, cobro un especial interés. Y fue Kanner una vez más quien con firme contundencia realizo una separación entre autismo y esquizofrenia, pues con total conocimiento de sus pacientes, afirmó como el cuadro clínico del autismo, era tan específico que le permitía diferenciarse claramente no solo de la esquizofrenia sino de cualquier otro trastorno, siendo su aportación más genial la de intuir que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo cuyo punto de partida era un problema en lo que Kanner denominaba “componentes constitucionales de la respuesta emocional”.

Igualmente interesante es también consultar, las diferentes conceptualizaciones realizadas en los manuales diagnósticos, como el  American Psychiatric Association el Diagnostics and Statistics Manual of Mental Disorders (DSM).

En su primera versión (DSM-I), la del año 1952, los niños que presentan características de autismo eran diagnosticados como “reacción esquizofrénica de tipo infantil”.

En la segunda, (DSM-II) del año 1968, aun sin contemplar el autismo como diagnóstico propio, es interpretado como una característica propia de la esquizofrenia infantil.

No fue hasta 1980, con la publicación del DSM-III, cuando se incorporó el autismo como categoría diagnóstica específica. Se contemplaba como una entidad única, denominada “autismo infantil”.

El DSM III-R (44), aparecido en 1987, supuso una modificación radical, no solo de los criterios sino también de la denominación. Se sustituyó autismo infantil por “trastorno autista”.

En los años 1994 y 2000 aparecieron respectivamente el DSM-IV  y el DSM IV-TR, que aunque no planteaban modificaciones sustanciales entre ellos, representaron un nuevo cambio radical. Por una parte se definieron 5 categorías de autismo: trastorno autista, trastorno de Asperger, trastorno de Rett, trastorno desintegrativo infantil y trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Además, se incorporó el término “trastornos generalizados del desarrollo” (pervasive developmental disorders), como denominación genérica para englobar los subtipos de autismo.

Por último el DSM 5 consolidará conceptualmente el autismo, sustituyendo la denominación actual de trastornos generalizados del desarrollo por la de Trastorno del Espectro Autista (TEA), lo que sin duda marcará un cambio conceptual que quizás sea el camino de inicio de un itinerario hacia una interpretación radicalmente distinta de los trastornos mentales.

 Os dejamos para que podáis descargar este mencionado artículo, donde con apreciable claridad, realiza una revisión del concepto “autismo” desde su origen hasta nuestros días, así como un interesante video realizado sobre este tipo de trastorno.

Consulta el artículo:
El autismo 70 años después de Kanner y Asperger

 

 

 

 

 

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04-TDAH, Trastornos disruptivos · General

La importancia de una buena calidad de vida en los familiares de niños con TDAH

Córdoba Andrade, Leonor; Verdugo Alonso, Miguel Ángel. Siglo Cero vol. 34 (4), núm. 208. 2003, pág. 19-33. http://hdl.handle.net/11181/3075

Queremos mostraros a continuación, un interesante artículo, en el que se trata de describir y comprender la calidad de vida de familias de niños diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Para ello y previo al análisis, los autores efectuaron unas categorías, siendo estas: bienestar emocional, interacción familiar y bienestar social y parten de la evidencia de que los efectos del TDAH,  producen un incremento del estrés parental, originan cogniciones de baja autoeficacia en los padres y generan insatisfacción con su rol, así como que los síntomas del TDAH influyen de manera muy importante sobre la vida en niños y sus familias de forma bidireccional.

Se menciona igualmente, como en el pasado, las investigaciones realizadas, fueron orientadas a la percepción del trastorno por padres y profesores con identificación de variables como el estrés, satisfacción marital e interacción padres-hijo, sin aportar una visión global de la calidad de las familias.

El estudio, parte de dos criterios para la inclusión de las 24 familias de diferentes estratos socioeconómicos con las que se contó, esto es que los niños estuvieran diagnosticados con TDAH y que además tuvieran edades comprendidas entre los  6 y 12 años por cuanto los  diferentes estudios han demostrado que este es  el rango de edad con mayor prevalencia del trastorno.

Entre las conclusiones, se pudo constatar una nueva categoría a añadir a las anteriormente expuestas, esta es la del «bienestar físico focalizada en la medicación» y  entre los resultados en relacion a las distitntas categorías, se podrían resumir los siguientes:

Bienestar emocional de las familias

En cuanto al bienestar emocional de las familias, los informadores, describen las características de sus niños con el trastorno y cuentan cómo afrontan las mismas en función de la etapa en la que se encuentran en el manejo del TDAH. De acuerdo con estas etapas, parece ser que la desobediencia, es en primer lugar la característica  del niño con TDAH, que más efectos tiene en su familia, incrementando el estrés y disminuyendo la satisfacción con el rol parental, sin embargo es muy interesante el dato de  que los cuidadores aun esforzándose por aprender cada día mas sobre el trastorno, no parecen tener clara la línea que delimita los comportamientos producto del TDAH de los que resultan de la propia desobediencia.

En segundo lugar es interesante también observar, como estos mismos cuidadores, comentan respecto a las fluctuaciones en el comportamiento de estos niños, respecto a la manifestación de mayor  o menor hiperactividad en diferentes momentos, lo que parece complicar la situación, a la hora de actuar con estos niños. Los autores parecen encontrar en el factor de la «impredecibilidad», el mayor nivel de estrés, en cuanto que los cuidadores manifiestan como aquellas estrategias que parecían funcionar en el manejo de sus hijos y del trastorno en un momento dado, dejan de ser eficaces en otro momento, planteándose en tal circunstancia, un retorno al inicio lo que genera frustración y afecta directamente a su autoeficacia.

Otra característica, mencionada por los cuidadores y generadora de estrés, es la “impulsividad” por cuanto este, ocasiona rechazo y a su vez puede conducir al aislamiento del niño y en algunos casos de la propia familia. Parece ser esta impulsividad, una condición que preocupa a los cuidadores de cara al futuro, particularmente en la etapa adolescente, donde esta característica, junto a otros factores de riesgo pueden aproximar a los chicos a situaciones de riesgo.

Serán estas características de los niños afectados con TDAH y que afectan al bienestar emocional de la familia, las que obliguen a buscar continuas estrategias de afrontamiento, manteniendo un esfuerzo constante y supervisando permanentemente al niño en los diferentes contextos en los que se desenvuelve.

 

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Manejo del tiempo

Factor muy importante, pues la mayoría de los informadores parecen coincidir en como el manejo del tiempo, es una variable importante en el bienestar emocional de sus familias, habiéndose encontrado una diferencia importante respecto al manejo del tiempo entre padres y madres. Las madres, bien sea que trabajen casa o fuera de ella, parecen manifestar un menor tiempo disponible para ellas mismas, hallazgo este que parece coincidir con investigaciones anteriores, donde el estrés parece mostrar mayores niveles en madres en comparación con padres. Este fenomeno,   parece tener una relación directa con el cambio de rol de la mujer en la sociedad, donde ahora además de ser madre y esposa es también trabajadora, enfrentándose por ello a un mayor número de responsabilidades.

Satisfacción personal

Frente a los estados de ánimo (desesperación, depresión etc.) en los momentos en que todo parece ser negativo respecto a los niños con TDAH, los momentos de éxito en cuanto al manejo de la situación, parecen oponerse a estos, generando grados de satisfacción personal.

Los sentimientos de  frustración e insatisfacción personal, pueden responder a varias razones. Por un lado, la ineficacia por llevar a cabo distintos planes de desarrollo profesional y personal al haber dado máxima prioridad al cuidado del niño con TDAH. Por otro, la crítica social como consecuencia del desconocimiento y/o falta de comprensión de las demás personas para un trastorno como el TDAH.

Satisfacción con el rol parental

Los resultados parecen mostrar como los padres, tienden a esperar un comportamiento de sus hijos dentro de los parámetros sociales de “normalidad”, tratando de conseguir un comportamiento dentro de los límites de normalidad,  todo ello a expensas de saber que esta situación  en ocasiones se vuelve harto compleja. Este fenómeno podría explicar de alguna manera la frustración experimentada y los sentimientos de incompetencia e incluso de culpabilidad cuando los niños con TDAH, involucionan en su comportamiento.

Por otra parte se han encontrado aspectos que contribuyen fundamentalmente a  mejorar su satisfacción parental y la calidad de vida de las familias,  como son los aprendizajes y logros alcanzados en la corta, moderada o larga trayectoria de manejo del TDAH, aprendizajes que requieren un continuo interés y una eficiente selección de apoyos y de eficaces herramientas.

Interacción familiar

En relación a la cohesión familiar, se han observado vínculos afectivos estrechos entre los miembros de la familia, con apoyo mutuo al interior de los diferentes subsistemas familiares y de ellos entre sí. Resultados opuestos a investigaciones anteriores donde se sugerían que las familias de TDAH, mostraban una menor intensidad en la relación, una baja cohesión familiar y una menor libertad de expresión.

En cuanto a la adaptabilidad, aun cuando los informadores tienen claro que es un proceso gradual y que algunos apenas lo están iniciando, consideran que tienen logros, pues esta habilidad para realizar cambios necesarios, facilita no solamente el funcionamiento familiar, sino que permite a la familia evolucionar.

Respecto a la comunicación, este aspecto parece ser fundamental por cuanto tiene que ver tanto con la cohesión como con la adaptabilidad, siendo los patrones de comunicación un factor primordial en todas las familias, pero aún más definitivo en familias con niños TDAH, donde los estilos de comunicación asertivos y los cambios de factores obstructores por otros facilitadores parecen tener vital importancia.

Tres puntos centrales, fueron precisados por los padres respecto al colegio. El primero la ausencia de colegios especializados en educación para niños con TDAH, el segundo, la relación padres-colegio y el tercero, el proceso educativo de los niños con este trastorno. En relación al primer punto, los padres demandan instituciones y personal especializado, justificando los cambios de colegio por ausencia de instituciones especializadas, a los fines de buscar una mejor adaptación del niño y una continuidad de la escolarización.

En cuanto al segundo aspecto, esto es la relación padres-colegio, un punto crítico lo constituye la relación con el profesor, pues es la persona que en el colegio tiene un contacto más directo y permanente con el niño, algunos profesores parecen esforzarse por completar su formación en el manejo de este tipo de niños, pero el número de alumnos,  la filosofía institucional y otros factores, no hacen posible un trabajo realmente efectivo con los niños TDAH y sus familias.  Por el contrario, frente a este tipo de profesorado, se situaría, aquellos que no se encuentran preparados, ni se esfuerzan por su preparación además de asumir una actitud negativa frente a este tipo de niños con TDAH.

Otro aspecto fundamental, es el desconocimiento por parte de la sociedad en general del significado y características de este tipo de trastorno, así como los síntomas que presentan y por supuesto su manejo. Es precisamente este desconocimiento, una demanda muy presente en padres de hijos TDAH y es precisamente este desconocimiento, lo que lleva a las personas a presentar actitudes negativas hacia el niño y su familia, afectando a su bienestar emocional y social.

Bienestar físico: tratamiento farmacológico

La medicación, parece ser un tema controvertido que genera en muchos padres y cuidadores en general, situaciones de ansiedad y conflicto respecto a su utilización.

Las investigaciones realizadas al respecto, parecen aportar evidencias en torno a la efectividad de este tipo de tratamiento que ayuda a corregir los síntomas del trastorno, pues a pesar de que la etiología aun es desconocida, se cree en la existencia de una probable base orgánica en la que están involucradas la Dopamina, Noradrenalina y otros transmisores y como a pesar de la efectividad mostrada por la combinación de tratamientos, la controversia dentro de la comunidad científica aún está presente, controversia  transferida de manera similar a las familias, en las que la decisión respecto al uso de optar por un tratamiento farmacológico, puede suponer una difícil y delicada tarea.

Descargate este interesante artículo:
Calidad de vida de familiares de nihos con TDAH

 

 

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Investigación y textos académicos

Una discapacidad intelectual hereditaria. El síndrome X frágil

 

Fernández Lozano, M. P., Puente Ferreras, A., & Ferrando Lucas, M. T. (2011). Lectura y escritura en niños con síndrome x frágil: estrategias de intervención. Anales de Psicología / Annals of Psychology, 27(3), 808–815. Recuperado a partir de https://revistas.um.es/analesps/article/view/135541

El síndrome X frágil es la forma más común de discapacidad intelectual hereditaria. La enfermedad es causada por un gen específico. Los afectados con esta enfermedad suelen presentar ansiedad y conducta hiperactiva que se manifiesta como inquietud, exceso de movimientos físicos o acciones impulsivas, también pueden presentar trastorno por déficit de atención que consiste en el deterioro de la capacidad para mantener la atención y la dificultad para concentrarse en ciertas tareas.

Las estadísticas indican que aproximadamente un tercio de los varones que presentan síndrome de X frágil tienen autismo o conductas autistas, como agitar las manos o morderlas, que afectan a la comunicación y la interaccion social

Tal y como se puede leer en la web, su nombre se debe a las investigaciones realizadas por el Dr Lubs quien encontró la peculiaridad de que personas con ciertas características mentales y físicas, tenían en su cromosoma X, un trozo parcialmente roto (consultar la web para información relacionada).

El artículo que dejamos a continuación de Mª Paz Fernández-Lozano*, Aníbal Puente-Ferreras y Mª Teresa Ferrando-Lucas. Lectura y escritura en niños con síndrome x frágil: estrategias de intervención. Anales de psicología 2011, vol. 27, nº 3 (octubre), 808-815, se pretende ampliar y sistematizar de manera orgánica algunos de los aspectos que consideran fundamentales para mejorar la practica educativa y la restauración de las deficiencias lectoras, a la vez que destacan tanto estrategias metodológicas como propuestas programáticas que conviene explorar para conocer su valor pedagógico y su eficacia práctica.

El X frágil casi siempre se manifiesta en una discapacidad intelectual, de leve a moderada (muy raras veces severo). Los síntomas más precoces son el retraso en adquisición de hitos madurativos neurológicos, tanto motores como del lenguaje, constituyendo el retraso en la maduración del lenguaje el síntoma más frecuente de primera consulta. Un rasgo constante en los X frágil es la hiperactividad (Artigas-Pallarés y Brun-Gasca, 2004) que a su vez suele ir acompañado de déficit atencional y defensividad táctil. Por último, no hay que olvidar, además, que el SXF puede manifestarse también en las niñas y mujeres, pero con una gran variabilidad. Son raros pero existen los casos con fenotipo semejantes a los niños (Lubs, 1996), pero lo más frecuente es que no haya ningún rasgo físico característico, manifestando sólo una discapacidad intelectual leve, con trastornos de conducta (aislamiento, angustia social, timidez) y problemas sobre todo en los patrones de comunicación y en el área de las matemáticas.

 

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Las conclusiones a las que parecen llegar en el presente articulo, son que las alteraciones de lenguaje de los SXF constituyen una de las causas que explica alguna de las dificultades de lectura y escritura. Las alteraciones oscilan entre el tartamudeo leve y problemas graves en las habilidades lingüísticas básicas. Se estima que el 11% de los SXF a la edad de cinco años todavía no ha iniciado el lenguaje oral (Taylor, Scharfenaker, O’Connor, Lampe, Kovach, Hills et al. 1998) y aquéllos que lo han iniciado muestran cierta incapacidad para pronunciar las palabras de forma clara. Las dificultades práxicas, o de planificación motora, interfieren en la correcta articulación de los sonidos (fonéticos). El tratamiento en este aspecto puede llegar a ser especialmente difícil a causa de la hiper-sensibilidad sensorial en la zona oral (Brun-Gasca y Artigas-Pallarés, 2001).

Otro aspecto que ha sido confirmado reiteradamente es la preferencia de estos niños por el procesamiento simultáneo de la información en lugar del secuencial. Este hecho repercute negativamente cuando la información que se debe procesar es de naturaleza verbal. Los SXF prelectores y lectores tienen serios problemas con muchas áreas auditivas: discriminar sonidos, reconocer sonidos fuera de las palabras, mezclar sonidos para construir palabras, silabear y reconocer si dos palabras riman. Estas generalizaciones son mucho más aplicables a los niños que a las niñas (Ramos Fuentes, 2006; Brun-Gasca, 2006). En efecto, las niñas manejan un vocabulario adecuado, aprenden palabras nuevas de forma rápida, reconocen los sonidos de manera precisa y usan la gramática de acuerdo a su edad.

En cuanto a la enseñanza y el aprendizaje de la lectura, se ha comprobado que la calidad ambiental, la instrucción de los profesores, la estructura de las aulas y la motivación son factores relevantes. Lo recomendable es fomentar aulas lo más normalizadas posibles, con maestros que se preocupen menos de los niveles funcionales y de los diagnósticos complejos y se ocupen más de diseñar estrategias que fomenten la adquisición y el desarrollo de habilidades lectoras. Estas habilidades deben incluir un primer nivel de reconocimiento de palabras y no-palabras, cortas y largas, regulares e irregulares, homófonos, etc. Sin embargo, el nivel de lectura de palabras es insuficiente y debería expandirse hacia un segundo nivel más funcional que abarcara tareas de comprensión. Para la obtención de este segundo nivel, existen algunas estrategias cuya eficacia ha sido comprobada con los SXF.

De manera similar, existen estrategias para el desarrollo de la escritura. Esta habilidad es de difícil adquisición para estos niños, pero no imposible. Un importante reto de los maestros es encontrar metodologías adecuadas y elementos de refuerzo que promuevan sensaciones placenteras con la actividad. El rechazo de la escritura suele estar asociado a dificultades motoras, muy frecuentes en los SXF, que producen disgrafías severas. La mayoría de los SXF requieren entrenamiento en estrategias kinestésicas como actividades previas al inicio formal de la escritura (Rigan, García Novell, 2006).

Artículo:
Lectura y escritura en niños con síndrome x frágil estrategias de intervención

 

 

 

 

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Investigación y textos académicos

En los campos ajenos, la cosecha siempre es más abundante

¿Has tenido alguna vez envidia? Con seguridad podríamos decir que si, aunque popularmente, es bien sabido que solemos diferenciar entre una envidia sana y una envidia mala, a veces con el fin de justificarnos al entender que este sentimiento tiene una connotación negativa hacia quien la manifiesta y otras porque realmente notamos la diferencia entre lo “benigno” y lo “maligno” de este sentimiento.

Si nos atenemos a su definición, del latín invidĭa, la envidia es el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece. Se trata, por lo tanto, del pesar, la tristeza o el malestar por el bien ajeno. En este sentido, la envidia constituye el resentimiento (el sujeto no quiere mejorar su posición sino que desea que al otro le vaya peor), «envidia «maligna».

Y ¿puede la envidia influir en nuestras tomas de decisiones?

A priori también podríamos afirmarlo, pues todos somos conscientes de que esa envidia, ese deseo desmesurado por obtener lo ajeno, produce otra serie de sentimientos, un cambio en nuestro estado de ánimo, que puede llevarnos, a manifestar un comportamiento dañino con nosotros mismo o a la toma de una decisión incorrecta alejada de nuestras pretensiones.

8-CAUSAS-DE-LA-ENVIDIA

Para que entendamos como puede actuar el rol de la envidia en la toma de decisiones, os proponemos un interesante artículo de  Jeanette Mola Débora, Reyna Cecilia y Godoy Juan Carlos. El rol de la envidia benigna y maligna en la toma de decisiones estratégicas. SUMA PSICOL. 2015; 22(1):53-61, en el que se propone examinar la influencia de las envidias benigna y maligna en las ofertas del proponente en condición de envidiado y envidioso en un juego, el Juego del Ultimatum. ( En 1982, los economistas Güth, Werner, Schmittberger y Schwarze diseñaron un experimento muy sencillo, que ha posibilitado el estudio cuantitativo de la cooperación y el altruismo en la conducta humana).

En el mismo se exponen varios aspectos que nos harán entender el funcionamiento de un sentimiento tan arraigado en el ser humano.

En primer lugar, en el artículo expuesto, se señala como (Van de Ven et al. 2009,2010) establecen la diferenciación entre la envidia benigna y maligna y asi la primera, parece mostrar una motivación en la persona envidiosa para realizar mejoras sobre sí mismo (en el atributo deseado) para lograr alcanzar la posición superior en la que se encontraba el envidiado, esto pues parece concordar con lo que habitualmente entendemos cuando nos referimos popularmente al hecho de sentir un “envidia sana”, respecto a la situación que presenta otra persona de nuestro entorno o afín. La otra la  “maligna”, parece mostrar otro tipo de motivación, en una línea contraria, destructiva, esto es, dirigida a “tirar hacia abajo”, enviar, colocar en una posición inferior al envidiado.

Otro aspecto interesante, es la exposición que se hace de las distintas teorías relacionadas con la toma de decisiones y asi entre otras se citan las teorías clásicas que llegan a asumir como las decisiones pueden verse influenciadas por las consecuencias de las emociones esperadas, omitiendo la influencia de las emociones inmediatas, esto es, las emociones experimentadas en el momento de la toma de decisión, como puede ser la toma de una decisión bajo el sentimiento de envidia.

El diseño empleado, fue un diseño factorial incompleto, Trochim & Donnelly, 2007 y aunque el comportamiento de las personas envidiadas ha sido escasamente indagado en el campo de estudio de la envidia (Van de Ven et al. 2010), en relación a la toma de decisiones en el Juego del Ultimatum, se han obtenido unos resultados interesantes.

En primer lugar, los proponentes, son conscientes del rechazo de ofertas injustas, ofreciendo cantidades de dinero justas y motivadas, no solo por sus propios beneficios sino también por consideraciones de justicia y equidad.

Se observó como a menor cantidad de dinero ofertado y mayor expectativa de recibir una oferta alta, mayores son las puntuaciones de ira, desprecio y envidia que experimenta el respondedor, y como la intensidad de las emociones negativas aumenta la probabilidad de rechazar una oferta.

Se observó que los participantes que experimentaron mayor grado de preocupación por ser envidiados, ofrecieron mayor cantidad de dinero a su compañero asociado en el Juego del Ultimatum. Si bien es cierto que las personas que creen o temen ser envidiadas compartirían su ventaja para apaciguar a las envidiosas, Foster (1972) sostiene que a menudo es imposible, debido a que muchas ventajas no se pueden compartir (por ejemplo la nota en un examen).

Entre otros resultados, estos expuestos han sido obtenidos en el trabajo desarrollado en la toma de decisiones del Juego del Ultimatum, pero a buen seguro cualquiera de nosotros podríamos extrapolar alguna de estas situaciones a nuestro día a día, como por ejemplo ese altruismo innato que aparece posteriormente a la preocupación por no sentirnos envidiados.

En cualquier caso y aunque este tipo de trabajo se haya realizado sobre la toma de decisiones en un simple juego, a buen seguro podremos establecer nuestras propias conclusiones y decir que aunque la envidia sea considerada como una experiencia hedónica desagradable, esta ha podido surgir en alguna ocasión a lo largo de nuestras vidas, en mayor o menor grado, en mayor o menor benevolencia.

Enlace:
El rol de la envidia benigna y maligna en la toma de decisiones estratégicas

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Investigación y textos académicos

Un trastorno poco conocido, el Trastorno Negativista Desafiante

Una de las comorbilidades (presencia de enfermedades coexistentes o adicionales en relación con el diagnóstico inicial), más frecuentes en niños o adolescentes  con TDAH, es el Trastorno Negativista Desafiante (TND).

Y ¿qué es el TND? Si consultamos el manual de la  Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, veremos como este trastorno, se halla encuadrado en el grupo de trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta y como en la infancia el TDAH, frecuentemente se solapa con trastornos que a menudo se consideran “trastornos exteriorizadores” como el trastorno negativista desafiante y el trastorno de conducta, en aproximadamente la mitad de los niños con presentación combinada y en cerca de una cuarta parte de los niños y adolescentes con presentación predominantemente inatenta.

¿Y cuales son los diagnósticos diferenciales?

En el mismo manual, observaremos, como los individuos con trastorno negativista desafiante pueden resistirse a realizar un trabajo o las tareas escolares que requieren dedicación porque se resisten a amoldarse a las exigencias de los demás. Su comportamiento se caracteriza por la negatividad, la hostilidad y el desafío. En los individuos con TDAH se tienen que distinguir estos síntomas de la aversión a la escuela o hacia las tareas mentalmente exigentes debido a la dificultad de mantener el esfuerzo mental, al olvido de las instrucciones y a la impulsividad. El diagnóstico diferencial es aún más complicado por el hecho de que algunos individuos con TDAH pueden desarrollar actitudes negativistas secundarias hacia este tipo de tareas y devaluar su importancia. Dicho diagnostico suele realizarse durante la etapa escolar, pudiendo constatar incluso algunas manifestaciones en la anterior etapa a la escolarización.

Los criterios diagnósticos establecidos para el TND son:

Un patrón de enfado/irritabilidad, discusiones/actitud desafiante ó vengativa que dura por lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un hermano.

Enfado/irritabilidad

  1. A menudo pierde la calma.
  2. À menudo está susceptible o se molesta con facilidad.
  3. A menudo está enfadado y resentido.

Discusiones/actitud desafiante

  1. Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y los adolescentes.,
  2. A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de figuras de autoridad o normas.
  3. A menudo molesta a los demás deliberadamente.
  4. A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.

Vengativo

  1. Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.

Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo), o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa, profesional u otras importantes.

Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo.

Aunque no son muchos los estudios que abordan este tipo de trastorno, a continuación os dejamos con unos interesantes artículos, El primero de ellos de Fonseca Parra Luisa F. y Rey Anacona Cesar. Características neuropsicológicas de niños con trastorno negativista desafiante. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol.18 Nº3. Pp. 233-244 2014, en el que se destaca como este tipo de trastorno, comúnmente se inicia en los años preescolares y suele identificarse por una actitud desafiante, oposicional o negativista hacia las figuras paternas, especialmente hacia la materna que luego se generalizan hacia otras figuras de autoridad y como parece ser más frecuente en familias en donde se presentan un manejo inadecuado de hábitos, ausencia de las figuras paternas, abuso de sustancias, inadecuada relación familiar, maltrato físico o verbal y madres depresivas

La conclusiones del presente estudio relacionadas con las características que presentan los niños con este tipo de trastorno, parecen indicar como estos obtuvieron una media de puntuaciones significativamente más bajas comparados con el grupo sin TND, en los dominios de habilidades gráficas, memoria verbal diferida, habilidades metalingüísticas, habilidades conceptuales, comprensión lingüística, fluidez verbal, en los indicadores de flexibilidad cognitiva, respuestas correctas, porcentajes de respuestas y otros. Por tanto, estos resultados obtenidos señalan, que tales déficits deberían contemplarse en la evaluación, prevención y tratamiento, con el fin de beneficiar académica y socialmente a los niños que presentan TND.

El segundo de Vásquez MJ, Feria M, Palacios L, De la Peña F. (2010). Guía clínica para el Trastorno Negativista Desafiante. Ed. Shoshana Berenzon, Jesús del Bosque, Javier Alfaro, Ma. Elena Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente. (Serie: Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales), ofrece una guía de consulta relacionada con este tipo de trastorno, que a buen seguro os resultará interesante.

Enlaces:
Características neuropsicológicas de niños con TND
Guía clínica del TND

 

 

 

 

 

 

 

06-Trastorno bipolar

Los hijos de padres con Trastorno Bipolar, como grupo de riesgo

Es abundante la documentación y son múltiples los foros y webs que abordan el Trastorno Bipolar  (en adelante TB), tanto desde la óptica del principal protagonista, esto es la persona afectada, como desde la del cuidador o familiar cuyo papel a desarrollar en el día a día ha de ser muy tenido en cuenta, por su especial relevancia a la hora de enfrentarse a este tipo de trastorno.

La posibilidad de aparición de una psicopatología en hijos cuyos padres presenten un trastorno psiquiátrico, parece ser elevada a tenor de los resultados que muestran diversos estudios y por tanto, este será un hecho de especial relevancia a tener en cuenta.

El artículo que presentamos a continuación de Licona Martínez Alfredo, Palacios Cruz Lino, Feria Aranda Miriam, Zalaveta Ramírez Patricia, Vargas Soberanis Alejandro, Becerra  Palars Claudia y de la Peña Olvera Francisco. «Asociación de comorbilidades y funcionamiento global en hijos de padres con trastorno bipolar». Salud Mental. Enero 2014, vol.37, nº 1, p. 9-14,aborda esta cuestion, esto es,  la de la presencia de un mayor riesgo de padecer distintos trastornos psiquiátricos por parte de aquellos hjos de padres diagnosticados con TB.

Para ello se partió de una muestra representativa de 61 sujetos de los que un 62.3% fueron mujeres, un 37.7% hombres, cuyos criterios de inclusión fueron: niños y adolescentes de entre 6 y 17 años de edad, hijos biológicos de padre o madre con TB que fueran pacientes de la consulta externa de la Clínica de Trastornos Afectivos (CTA) del Instituto Nacional  de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM).

Las conclusiones del presente estudio, parecen mostrar como los hijos de pacientes con TB, constituyen un grupo de alto riesgo para el desarrollo tanto de trastornos afectivos como de trastornos de conducta, sin encontrarse asociaciones significativas entre el género masculino y las variables clínicas como el  Trastorno por Deficit de Atención con Hiperactivicad (TDAH), el Trastorno Depresivo Mayor (TDM)  o el Trastorno Negativista Desafiante (TND) .

Las edades de inicio para los trastornos externalizados  TDAH y TND, se ubican en la infancia mientras para los trastornos internalizados TDM, Trastorno Ansiedad Generalizada (TAG) y la Fobia Específica se halla en la adolescencia.

Otro hallazgo registrado y contrario a las espectativas de los autores, fue una mayor presentacion de psicopatología en pacientes de género femenino, reportado por primera vez en muestras de hijos de pacientes con TB aunque tal y como señalan los autores este dato habrá de tomarse con precaucion a tenor de las caracteristicas de la muestra utilizada.

Para finalizar, los autores destacan como habrá de tenerse en cuenta por estar aún vigente en la actualidad, lo sabido respecto a los niveles más elevados de psicopatología mostrados en hijos de padres diagnosticados con TB, asi como que su presentación suele ser a edades más tempranas que el resto de la población por lo que resultaría prioritario realizar un seguimiento con la finalidad de identificar oportunamente trastornos psiquiátricos que puedan ser prevenidos así como limitar su efecto en el funcionamiento global del niño o adolescente.

 

trastornobipolar

 

De igual forma y relacionado con el tema expuesto, os dejamos tambien con un interesante artículo de Frías Alvaro, Palma Carol, Farriols Nuria y Salvador Ana. «Caracterización de los descendientes de  padres con trastorno bipolar. Una revisión de la literatura». Actas Españolas de Psiquiatría 2015 44(6):221-34, donde se trata de delimitar exhaustivamente las principales características clínicas de los descendientes de padres con TB como grupo de alto riesgo, incluyendo su psicopatología, funcionamiento interpersonal, características temperamentales y de personalidad, los déficits neurocognitivos y las disfunciones neurobiológicas.

Los resultados entre otros parecen mostrar una mayor tasa de problemas clínicos en los descendientes de padres con TB (O-BP)  en comparación con descendientes de padres sanos (O-HC). En relación a la psicopatología dimensional los O-BP, muestran más quejas somáticas, alteraciones del sueño, ánimo ansioso/depresivo y distractibilidad en la infancia (vs adolescencia), mientras que otras alteraciones psicopatológicas aparecen principalmente en la adolescencia (p.ej.,  irritabilidad, labilidad emocional, trastornos de pensamiento)

Puedes consultar ambos artículos y escuchar una interesante entrevista:
Asociación de comorbilidades
Caracterización de los descendientes

 

 

 

 

 

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04-TDAH, Trastornos disruptivos

La importancia del contexto familiar en los alumnos con DEA o TDAH

No existe duda alguna acerca de la importancia que ejerce el  contexto escolar sobre los alumnos con TDAH, pues tanto en el propio diagnóstico, como en el tratamiento, la información procedente de este contexto, así como el trabajo multidisciplinar a desarrollar posteriormente formaran una base fundamental para el trabajo con este tipo de alumnado.

Pero existe otro contexto no menos importante, cuando nos referimos a los niños que presentan este tipo de trastorno, este es el «contexto familiar».

A continuación os presentamos un artículo, publicado en la revista Estudios sobre Educación Vol. 26/2014 149-173 con el título “Contexto familiar del alumnado con dificultades de aprendizaje o TDAH, percepciones de padres e hijos”, bajo la dirección de Patricia Robledo Ramón y Jesús N. García Sánchez de la Universidad de León, donde se compara el clima familiar, la implicación educativa parental y sus expectativas académicas en tres grupos de familias diferentes según la tipología de los hijos y se analiza si las percepciones de la realidad familiar difieren de padres a hijos.

En el mismo, se resalta la línea emergente que parece haber surgido en los últimos años sobre diferentes estudios realizados acerca de las influencias ejercidas por las distintas variables familiares en el desarrollo de los niños.

 

Por un lado el clima familiar con distintos factores como las relaciones y los lazos familiares, estilos educativos parentales o el funcionamiento familiar. Por otro la implicación educativa parental con factores como la provisión familiar de recursos estimuladores de aprendizaje, la participación parental en temas académicos y la comunicación con los profesionales educativos. Los resultados parecen mostrar la importancia de que el clima del hogar y la implicación educativa parental sean positivos para el desarrollo general de los niños, a excepción de algunos estudios que detectan deficiencias en algunos de estos aspectos en los hogares con niños DEA (dificulatades especificas de aprendizaje) o TDAH (déficit de atención con/sin hiperactividad).

En resumen, las conclusiones resultantes del estudio, parecen mostrar que son necesarias más investigaciones que analicen la relación existente entre las variables familiares y el desarrollo de los alumnos con DEA y TDAH, si bien se han obtenido resultados sobre la valoración de la implicación educativa parental, donde esta parece ser mayor en los casos de familias de niños con TDAH respecto a familias con niños DEA, pudiendo deberse a que estas últimas, muestran menos manifestaciones conductuales externas, lo que dificulta la conciencia de los padres acerca de la tipología o características de sus hijos y de la necesidad de cooperar con el profesorado en la educación de estos, pues independientemente de las causas de esta desconexión entre padres de niños DEA y colegio, este aspecto debiera ser controlado ya que si los niños son conscientes de este alejamiento, su rendimiento puede verse perjudicado.

En cuanto a la implicación parental en el hogar, se ha comprobado como los padres de alumnos con TDAH declaran una mayor implicación académica en casa que la percibida por sus hijos y como la ayuda parental es mayor respecto a niños con DEA, pudiendo interpretarse como consecuencia de la deseabilidad social en las respuestas de los adultos.

A modo de conclusión general y al margen de las limitaciones del estudio, se confirma una tendencia que indica cómo algunos elementos contextuales familiares presentan unas características menos favorables para el aprendizaje y desarrollo en los hogares en los que los niños presentan DEA y TDAH, emergiendo como posibles factores de riesgo a controlar. Por consiguiente, se trata de variables que demandan una mayor atención empírica y práctica en el futuro inmediato, de cara a ofrecer tratamientos integrales optimizados dirigidos, tanto al alumnado, como a sus familias, las cuales, a su vez, presentan un potencial único para contribuir positivamente al desarrollo y aprendizaje de los niños.

Enlace:
Contexto familiar del alumnado con DEA o TDAH

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Investigación y textos académicos

Cuando el juego se convierte en un problema

La ludopatía o juego patológico, fue incluido por primera vez como categoría diagnostica en el DSM III de la Asociación Psiquiátrica Americana en 1980. Desde esa fecha han sido múltiples las teorías y líneas de investigación desarrolladas para explicar su patogénesis.

En la actualidad, el  manual de la Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014, incluye al juego patológico en la categoría de trastorno no relacionado con sustancias, estableciendo unos criterios diagnósticos y unas características diagnosticas como el deterioro sustancial relacionado con la conducta del juego, la aparición de un comportamiento disfuncional recurrente y persistente del juego que interrumpe las actividades personales, familiares y/u ocupacionales, u otras.

Asociadas a estas también pueden aparecer distorsiones en el pensamiento (negación, superstición, exceso de confianza, control sobre probabilidad etc.) cuando este juego se vuelve patológico, además de exceso de impulsividad, competitividad o por el contrario depresión, soledad, impotencia, culpabilidad, así como aparición de la ideación suicida o intento de suicido.

La prevalencia del juego patológico a nivel mundial se establece que afecta entre el 0.4% y el 1.5% de la población, si bien en nuestro país, la Dirección General de Ordenación del Juego ha hecho público el Estudio sobre la prevalencia, comportamiento y características de los usuarios de juegos de azar en España en pasado año 2015, estableciendo como los juegos de azar forman parte de la vida cotidiana de las personas. Hoy en día prácticamente la totalidad de la población reconoce haber participado en juegos de azar al menos en alguna ocasión, concretamente tres de cada cuatro personas afirma haber jugado a este tipo de juegos de manera presencial,  si bien una de cada cuatro personas afirma no haber participado en juegos de azar y que el 70% de las personas jugadoras no presentan riesgo, un 6,3% ha mostrado cierto riesgo, problemas o patologías relacionadas con los juegos de azar a lo largo de su vida, cifra que se reduce hasta el 4% en el último año.

En el mismo estudio se  presenta como  las características asociadas a la evolución del juego en riesgo hasta el juego patológico siguen un patrón determinado y claro:

  • La persona jugadora en riesgo se caracteriza por una mayor tendencia a mostrar preocupación, conductas de escape y conductas de recuperación compulsiva.
  • En la persona jugadora con problema se hacen más frecuentes esas conductas y, aunque de manera no mayoritaria, se incorporan otras como arruinar las relaciones personales o la falta de tolerancia y aparece el síndrome de abstinencia en uno de cada cuatro casos. También surgen las mentiras en el 22% de los casos.
  • Prácticamente todas las personas jugadoras patológicas muestran conductas de preocupación, escape y recuperación. Además, mayoritariamente incorporan el resto de conductas señaladas e incluso en uno de cada cuatro casos reconocen cometer actos ilegales asociados a la compulsión de jugar. En cuanto al entorno social, se aprecia un incremento paulatino en el porcentaje de personas solteras, divorciadas o separadas a medida que se eleva el nivel de problemática con el juego.

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La forma presencial de participar en juegos de azar es la modalidad más empleada, aunque es cierto que se ha producido un repunte en los juegos de azar online. Estas y otras conclusiones pueden consultarse en el estudio adjunto al final del texto.

A continuación dejamos también un artículo muy interesante publicado en la revista Clínica y Salud 27 (2016) 15-22, con el título “La percepción del apoyo social en jugadores patológicos y su relación con el éxito del tratamiento” bajo la dirección de Rosa Montesinos, Daniel Lloret, José Vicente Segura y Alfredo Aracil, en el que se trata de determinar la relación entre el apoyo social, la adherencia terapéutica y el cese del juego y donde los resultados aunque no significativos parecen mostrar una tendencia a que el apoyo social se relaciona con una adherencia en el tratamiento, además de otros que indican de igual forma una relación entre el apoyo social y el éxito terapéutico.

Enlaces:
Estudio sobre prevalencia, comportamiento Juegos de Azar
La percepción del apoyo social en jugadores patológicos

 

 

 

 

 

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